Y los ancianos de su casa se pusieron en derredor de él, para alzarle de la tierra; mas él no quiso, ni comió pan con ellos.
Salmos 102:4 - Biblia Version Moderna (1929) Herido como hierba está mi corazón, y se ha secado, de modo que me olvido de comer mi pan. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Mi corazón está herido, y seco como la hierba, Por lo cual me olvido de comer mi pan. Biblia Nueva Traducción Viviente Tengo el corazón angustiado, marchito como la hierba, y perdí el apetito. Biblia Católica (Latinoamericana) como hierba segada, mi corazón se seca y hasta me olvido de comer mi pan;' La Biblia Textual 3a Edicion Mi corazón herido se agosta como la hierba, Y aun de comer mi pan me olvido. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Mis días se terminan en humo, y mis huesos se queman lo mismo que un brasero. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mi corazón está herido, y seco como la hierba; por lo cual me olvido de comer mi pan. |
Y los ancianos de su casa se pusieron en derredor de él, para alzarle de la tierra; mas él no quiso, ni comió pan con ellos.
Levantóse pues Esdras de delante de la Casa de Dios, y entró en la vivienda de Johanán hijo de Eliasib; y cuando hubo ido allí, no comió pan ni bebió agua; porque se estaba lamentando a causa de la prevaricación de los del cautiverio.
¡ABURRIDA de mi vida está mi alma! Daré rienda suelta a mis quejas; hablaré en la amargura de mi alma.
Mi piel se ha vuelto negra, y se me cae; y mis huesos arden de calor.
de modo que su vida aborrece el pan, y su alma el manjar más delicado.
Porque las saetas del Todopoderoso están clavadas en mí, y veneno embebe mí espíritu: los terrores de Dios se ponen en orden de batalla contra mí.
Mis días son como la sombra que declina; y yo, cual hierba, me he secado.
porque como pasto serán presto cortados, y como la hierba verde se secarán.
¡Dios mío, mi alma está abatida dentro de mí! por tanto me acordaré de ti desde la tierra del Jordán, y las alturas del Hermón; desde la colina de Mizar.
¡La afrenta me ha quebrantado el corazón, y estoy lleno de pesadumbre; y esperaba quien se compadeciera de mí, mas no lo hubo; y consoladores, mas no los hallé!
Acordábame de Dios, y me llené de turbación; quejábame, y desmayaba mi espíritu. (Pausa.)
sécase la hierba, se marchita la flor; porque el resuello de Jehová sopla sobre ella; verdaderamente el pueblo es hierba:
Indudablemente te acordarás, pues que mi alma está abatida dentro de mí.