sino que en la ley de Jehová está su deleite, y en su ley medita de día y de noche.
Proverbios 23:26 - Biblia Version Moderna (1929) ¡Hijo mío, dame tu corazón, y observen tus ojos mis caminos! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos. Biblia Nueva Traducción Viviente Oh, hijo mío, dame tu corazón; que tus ojos se deleiten en seguir mis caminos. Biblia Católica (Latinoamericana) Atiéndeme, hijo mío, no pierdas de vista el camino que te indico. La Biblia Textual 3a Edicion Dame, hijo mío, tu corazón, Y observen tus ojos mis caminos, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Confía en mí, hijo mío; disfruten tus ojos en mis sendas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Dame, hijo mío, tu corazón, y miren tus ojos por mis caminos. |
sino que en la ley de Jehová está su deleite, y en su ley medita de día y de noche.
¡Quien sea sabio, observe estas cosas; y consideren todos la misericordia de Jehová!
¡Bienaventurados los que guardan sus testimonios, los que le buscan de todo corazón;
HIJO mío, no te olvides de mi ley, mas guarde tu corazón mis mandamientos;
Más que toda cosa guardada, guarda tu mismo corazón; porque manan de él las resultas de la vida.
y él me enseñó, y me decía: Retenga mis palabras tu corazón; oye mis mandamientos y vivirás
¿Quién es el sabio que entenderá estas cosas, el prudente que las conocerá? porque rectos son los caminos de Jehová, y los justos andarán en ellos; mas los transgresores, en ellos caerán.
Si alguno viene a mí, y no odia a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y a su misma vida también, no puede ser mi discípulo.
Y esto lo hicieron, no según nosotros habíamos esperado; sino que se dieron a sí mismos primeramente al Señor y luego a nosotros, por la voluntad de Dios.
que habite Cristo en vuestros corazones, por medio de la fe; a fin de que, estando arraigados y cimentados en amor,
Y amarás a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas.
Y también tenemos, más firme, la palabra profética; a la cual hacéis bien en estar atentos, como a una lámpara que luce en un lugar tenebroso, hasta que el día esclarezca, y el lucero nazca en vuestros corazones;