No le niegues al muchacho la corrección; pues si le castigas con la vara, no morirá.
No rehúses corregir al muchacho; Porque si lo castigas con vara, no morirá.
No dejes de disciplinar a tus hijos; la vara de castigo no los matará.
No vaciles en corregir a un niño: el haberlo azotado no lo hará morir.
No escatimes corregir al muchacho, Si lo castigas con vara, no morirá.
No dejes de corregir al niño: no se va a morir porque le des con la vara;
No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá.
Quien detiene la vara odia a su hijo; mas el que le ama, le corrige con empeño.
Castiga a tu hijo, porque hay esperanza; pero no se excite tu alma para matarle.
La necedad está envuelta en el corazón del niño; pero la vara de corrección la alejará de él.
Aplica a la instrucción tu corazón y tus oídos a las máximas de la ciencia.
La vara y la reprensión dan sabiduría; pero el muchacho dejado al gobierno de sí mismo, avergüenza a su madre.
Corrige a tu hijo, y te dará descanso; sí, dará deleite a tu alma.
Si soportáis la corrección, Dios os trata como hijos suyos; pues ¿qué hijo hay a quien su padre no le castigue?