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Proverbios 20:15 - Biblia Version Moderna (1929)

Hay oro y abundancia de perlas; pero la más preciosa alhaja son los labios de la ciencia.

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Biblia Reina Valera 1960

Hay oro y multitud de piedras preciosas; Mas los labios prudentes son joya preciosa.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Las palabras sabias son más valiosas que mucho oro y multitud de rubíes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Hay oro, hay muchas perlas, pero lo más precioso es el saber.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Está el oro y multitud de rubíes, Pero los labios sabios son una joya preciosa.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Hay oro y multitud de perlas; pero el mejor tesoro son los labios sensatos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Hay oro y multitud de piedras preciosas; pero los labios sabios son una joya preciosa.

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Proverbios 20:15
17 Tagairtí Cros  

El hombre tiene gozo en la respuesta acertada de su boca; y ¡cuán buena es la palabra que se dice oportunamente!


La lengua de los sabios esparce la ciencia; mas no así el corazón de los insensatos.


¡Cuánto más provechoso es ganar la sabiduría que el oro! y el adquirir entendimiento es mejor que la ganancia de plata.


El sabio de corazón será llamado entendido; y la dulzura de los labios aumenta el saber


Las palabras de dulzura son como un panal de miel, suaves al alma y saludables a los huesos.


¡Es malo! ¡es malo! dice el comprador; mas cuando se va, se jacta.


Llévate el vestido de aquel que sale por fiador de extraño; y toma prendas del que se obliga por una gente de tierra extraña.


Como pendiente de oro y collar de oro fino, así, al oído obediente, es aquel que reprende sabiamente.


Porque más preciosa es que los rubíes, y todo cuanto puedas desear no podrá compararse con ella.


para que guardes la discreción, y tus labios conserven la ciencia.


Recibid mi instrucción, y no la plata; la ciencia también antes que el oro más escogido.


Porque la sabiduría vale más que los rubíes; y todas las cosas más deseables no pueden compararse con ella.


Ninguna palabra torpe salga de vuestra boca, sino antes la que sea buena para edificación, según fuere en caso, para que imparta gracia a los que oyen.