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Proverbios 12:4 - Biblia Version Moderna (1929)

La mujer de acendrada virtud es la diadema de su marido; pero como carcoma de sus huesos es la que se porta vergonzosamente.

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Taispeáin Interlinear Bible

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Biblia Reina Valera 1960

La mujer virtuosa es corona de su marido; Mas la mala, como carcoma en sus huesos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Una esposa digna es una corona para su marido, pero la desvergonzada es como cáncer a sus huesos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Una mujer valiente es el orgullo de su marido; la que no sabe tener vergüenza es un cáncer en los huesos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

La mujer virtuosa es corona de su marido, Pero la que lo avergüenza, como carcoma en sus huesos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

La mujer virtuosa es corona del marido; como carcoma en sus huesos es la procaz.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

La mujer virtuosa es corona de su marido; mas la que lo avergüenza, es como carcoma en sus huesos.

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Proverbios 12:4
16 Tagairtí Cros  

Como pendiente de oro en el hocico de un cerdo, así es la mujer hermosa que ha desechado la modestia.


Los pensamientos de los justos son equitativos; pero los manejos de los inicuos son fraudulentos.


TODA mujer sabia edifica su casa; pero la necia con sus mismas manos la derriba.


El corazón sosegado es vida para la carne; pero la envidia es carcoma de los huesos.


Quien halla mujer halla cosa buena, y alcanza favor por parte de Jehová.


Más vale habitar en una tierra desierta que con una mujer rencillosa e iracunda.


Más vale morar en algún rincón del terrado, que con una mujer rencillosa en casa espaciosa.


por una mujer odiosa cuando se casa, y por una criada cuando hereda a su señora.


¡Muchas hijas se han portado excelentemente; mas tú las has superado a todas!


¡Oí, y conmoviéronse mis entrañas! a tal voz temblaron mis labios, entróse la podredumbre en mis huesos, y yo temblaba dentro de mi mismo, para que pudiese esperar descanso en el día de la aflicción: cuando viniere él al pueblo, lo invadirá con sus tropas.


No obstante, ni es el hombre sin la mujer, ni la mujer sin el hombre, en el Señor.


Porque el hombre en verdad no debe cubrirse la cabeza con velo, siendo como lo es la imagen y gloria de Dios; pero la mujer es la gloria del hombre.


Ahora pues, hija mía, no temas; que cuanto me dices yo lo haré por ti: porque sabe toda la puerta de mi pueblo que eres mujer de acendrada virtud.