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Mateo 8:5 - Biblia Version Moderna (1929)

¶Y cuando hubo entrado en Capernaum, vino a él un centurión rogándole,

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Biblia Reina Valera 1960

Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cuando Jesús regresó a Capernaúm, un oficial romano se le acercó y le rogó:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Al entrar Jesús en Cafarnaún, se le acercó un capitán de la guardia, suplicándole:

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La Biblia Textual 3a Edicion

Cuando Él entró en Cafarnaum, se le acercó un centurión, rogándole y diciendo:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Cuando entró en Cafarnaún se le acercó un centurión y le suplicó: '

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y entrando Jesús en Capernaúm, vino a Él un centurión, rogándole,

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Mateo 8:5
15 Tagairtí Cros  

¡Tú también, oh Capernaum, que has sido elevada hasta el cielo, hasta la perdición serás abatida! porque si en Sodoma hubiesen sido hechos los milagros que han sido hechos en ti, hubiera permanecido hasta el día de hoy.


El centurión, pues, y los que con él hacían la guardia de Jesús, viendo el terremoto y las cosas que sucedieron, temieron en gran manera, diciendo: ¡Verdaderamente Hijo de Dios era éste!


y dejando a Nazaret, vino y establecióse en Capernaum, ciudad marítima, en los confines de Zabulón y de Neftalí;


Y ENTRANDO Jesús en una barca pasó al otro lado, y vino a su propia ciudad.


Y cuando el centurión, que estaba enfrente de él, vió que expiró de esta manera, dijo: ¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!


Y PASADOS algunos días, Jesús volvió a entrar en Capernaum, y se oyó decir que estaba en casa.


Y cuando le hubieron extendido para recibir las correas, dijo Pablo al centurión que estaba presente: ¿Os es lícito azotar a un romano,y eso sin ser condenado?


Pablo entonces, llamando a uno de los centuriones, dijo: Lleva a este joven al tribuno; porque tiene algo que decirle.


Entonces, llamando a dos de los centuriones, dijo: Aprontad doscientos soldados para ir hasta Cesarea, y setenta de caballería, y doscientos lanceros, para la hora tercera de la noche:


Y soplando blandamente el Austro, suponían que ganaban ya su intento; y levando anclas, costeaban a lo largo de Creta, muy junto a tierra.


Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si éstos no permanecen en la nave, vosotros no podréis salvaros.


Mas el centurión, queriendo salvar a Pablo, les estorbó su intento; y mandó que los que podían nadar, se arrojasen los primeros y llegasen a tierra,


Y como Lidda estaba cerca de Joppe, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a suplicarle, diciendo: No te tardes en venir a nosotros.