¶Entonces Eliaquim hijo de Helcías, mayordomo de palacio, y Sebna secretario, y Joah hijo de Asaf, cronista, volvieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le refirieron las palabras de Rabsaces.
Mateo 26:65 - Biblia Version Moderna (1929) Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿qué más necesidad tenemos de testigos? ¡He aquí, ahora habéis oído la blasfemia! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora mismo habéis oído su blasfemia. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces el sumo sacerdote se rasgó las vestiduras en señal de horror y dijo: «¡Blasfemia! ¿Para qué necesitamos más testigos? Todos han oído la blasfemia que dijo. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces el sumo sacerdote se rasgó las ropas, diciendo: '¡Ha blasfemado! ¿Para qué necesitamos más testigos? Ustedes mismos acaban de oír estas palabras blasfemas. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? ¡Ahora mismo habéis oído la blasfemia! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras y exclamó: '¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ahora mismo acabáis de oír la blasfemia. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, diciendo: ¡Ha blasfemado! ¿Qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora habéis oído su blasfemia. |
¶Entonces Eliaquim hijo de Helcías, mayordomo de palacio, y Sebna secretario, y Joah hijo de Asaf, cronista, volvieron a Ezequías, rasgados sus vestidos, y le refirieron las palabras de Rabsaces.
Así no tuvieron temor, y no rasgaron sus vestidos, ni el rey, ni ninguno de sus siervos que habían oído todas aquellas palabras:
ni que fuere jorobado, o enano, o que tuviere tacha en el ojo, o que fuere sarnoso o escorbútico o eunuco.
Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los exploradores de la tierra, rasgaron sus vestidos;
Y he aquí que ciertos de los escribas decían dentro de sí: Éste blasfema.
Y los escribas y fariseos comenzaron a discurrir, diciendo: ¿Quién es éste que habla blasfemias? ¿quién puede perdonar pecados, sino solo Dios?
Los judíos le respondieron: Por obra buena no te apedreamos, sino por blasfemia; y porque tú, siendo hombre, te haces Dios.
¿decís vosotros de Aquél a quien el Padre santificó, y le envió al mundo: ¡Tú blasfemas! porque dije: ¡Soy Hijo de Dios?
Pero al oír esto los apóstoles, Bernabé y Pablo, rasgaron sus vestidos, y saltaron en medio de la multitud, clamando y diciendo: