Por lo cual Jehová, el Dios de sus padres, envióles amonestaciones por mano de sus mensajeros, madrugando para enviárselas; porque tuvo compasión de su pueblo y de su morada.
Mateo 23:30 - Biblia Version Moderna (1929) y decís: Si hubiéramos vivido en los días de nuestros padres, no habríamos tomado parte con ellos en la sangre de los profetas. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 y decís: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego dicen: “Si hubiéramos vivido en los días de nuestros antepasados, jamás nos habríamos unido a ellos para matar a los profetas”. Biblia Católica (Latinoamericana) También dicen: 'Si nosotros hubiéramos vivido en tiempos de nuestros padres, no habríamos consentido que mataran a los profetas'. La Biblia Textual 3a Edicion y decís: Si estuviéramos° en los días de nuestros padres, no seríamos sus cómplices en la sangre de los profetas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 y decís: 'Si hubiéramos vivido en los tiempos de nuestros padres, no habríamos sido cómplices de la sangre de los profetas'! Biblia Reina Valera Gómez (2023) y decís: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos participado con ellos en la sangre de los profetas. |
Por lo cual Jehová, el Dios de sus padres, envióles amonestaciones por mano de sus mensajeros, madrugando para enviárselas; porque tuvo compasión de su pueblo y de su morada.
En vano he castigado a vuestros hijos; pues no reciben la corrección: vuestra misma espada ha devorado a vuestros profetas, como un león asolador.
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis las tumbas de los justos,
Así que dais testimonio contra vosotros mismos de que sois hijos de los que mataron a los profetas.
Mirad a Israel, al que lo es según la carne. ¿Acaso los que comen de los sacrificios, no tienen comunión con el altar?
Y nuestra esperanza en lo tocante a vosotros es firme; sabiendo que, así como sois participantes en los padecimientos, así también lo seréis en la consolación.