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Marcos 3:11 - Biblia Version Moderna (1929)

Los espíritus inmundos también, siempre que le veían, caían en tierra delante de él, y gritaban, diciendo: ¡Tú eres el Hijo de Dios!

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Biblia Reina Valera 1960

Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Y, cuando los que estaban poseídos por espíritus malignos lo veían, los espíritus los arrojaban al suelo frente a él y gritaban: «¡Tú eres el Hijo de Dios!»;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Incluso los espíritus malos, apenas lo veían, se arrojaban a sus pies y gritaban: 'Tú eres el Hijo de Dios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y cuando los espíritus inmundos lo veían, caían ante Él, y gritaban diciendo: ¡Tú eres el Hijo de Dios!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

También los espíritus impuros, cuando lo veían, se postraban ante él gritando: 'Tú eres el Hijo de Dios'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y los espíritus inmundos, al verle, se postraban delante de Él, y daban voces, diciendo: Tú eres el Hijo de Dios.

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Marcos 3:11
14 Tagairtí Cros  

Y los que estaban en la barca, llegándose, le adoraron, diciendo: Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.


Y acercándose el tentador, le dijo:  Si Hijo eres de Dios, manda que estas piedras se hagan panes.


y le dice:  Si Hijo eres de Dios, échate de aquí abajo; porque está escrito:  A sus ángeles dará encargo acerca de ti; y sobre sus manos te elevarán, para que no tropieces con tu pie en alguna piedra.


Y, he aquí, clamaron, diciendo: ¿Qué tenemos nosotros que ver contigo, oh Hijo de Dios? ¿viniste acá para atormentarnos antes de tiempo?


Los demonios, pues, le rogaron, diciendo: Si nos echas fuera, envíanos a aquella piara de cerdos.


PRINCIPIO del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios.


Demonios también salían de muchos, clamando y diciendo: ¡Tú eres el Hijo de Dios! Mas él, reprendiéndoles, no les permitía hablar; porque sabían que era él el Cristo.


Mas cuando vió a Jesús, gritó, y cayó en tierra delante de él, y dijo a gran voz: ¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Ruégote no me atormentes!


Ésta, siguiendo tras Pablo y nosotros, clamaba, diciendo: ¡Estos hombres son siervos del Dios altísimo, los cuales os proclaman el camino de la salvación!


Si alguno tuviere hambre, coma en casa; para que no os reunáis para condenación. Y las demás cosas las pondré en orden cuando yo vaya a vosotros.


Tú crees que Dios es uno solo. Bien haces: también los demonios lo creen, y tiemblan.