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Lucas 8:24 - Biblia Version Moderna (1929)

Y llegándose a él, le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, perecemos! Y él despertó, y reprendió al viento y a la furia del agua; y cesaron, y se siguió la calma.

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Biblia Reina Valera 1960

Y vinieron a él y le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Despertando él, reprendió al viento y a las olas; y cesaron, y se hizo bonanza.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Los discípulos fueron a despertarlo: «¡Maestro! ¡Maestro! ¡Nos vamos a ahogar!», gritaron. Cuando Jesús se despertó, reprendió al viento y a las tempestuosas olas. De repente la tormenta se detuvo, y todo quedó en calma.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Se acercaron a él y lo despertaron: 'Maestro, Maestro, ¡estamos perdidos!' Jesús se levantó y amenazó al viento y a las olas encrespadas; se tranquilizaron y todo quedó en calma.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces se acercaron y lo despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro! ¡Perecemos! Y Él despertó y reprendió al viento y a la furia del agua, y cesaron, y sobrevino una calma.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Acercáronse a él y lo despertaron diciendo: '¡Maestro, Maestro, que nos hundimos!'. Entonces él se levantó, increpó al viento y al oleaje del mar, que amainaron y sobrevino la calma.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y viniendo a Él, le despertaron, diciendo: ¡Maestro, Maestro, que perecemos! Y despertado Él, reprendió al viento y al levantamiento de las aguas; y cesaron, y fue hecha bonanza.

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Lucas 8:24
19 Tagairtí Cros  

el que sosiega el estruendo de los mares, el estruendo de sus ondas, y el alboroto de las naciones.


¿Por qué, cuando vine, no hubo quien me recibiera? ¿cuando llamé, no hubo quien me respondiera? ¿Se ha acortado acaso mi mano, de modo que no pueda redimir? ¿o no tengo yo poder para librar? He aquí que a mi reprensión seco la mar, y convierto los ríos en yermo; hieden sus peces por falta de agua, y mueren de sed.


¿No me temeréis a mí? dice Jehová; ¿no temblaréis delante de mí, que pongo la arena como límite a la mar, por estatuto perpetuo que ella no puede traspasar? y aunque se agiten sus ondas, no pueden prevalecer; y por grande que sea su conmoción, no lo podrán traspasar.


Reprende a la mar, y la hace secar, y reseca todos los ríos: están marchitos Basán y el Carmelo; se marchita también la flor del Líbano.


Mas viendo borrascoso el viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, clamó, diciendo: ¡Señor, sálvame!


Y llegándose los discípulos le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos!


Y habiendo despertado, reprendió al viento, y dijo a la mar: ¡Calla! ¡sosiégate! Y calmó el viento, y sucedió una grande bonanza.


Y Jesús le reprendió, diciendo: ¡Enmudece, y sal de él! Y habiéndole derribado el demonio en medio de ellos, salió de él, sin hacerle daño.


E inclinóse sobre ella, y reprendió a la fiebre, y la fiebre la dejó; y ella, levantándose al instante, les servía,


Y Simón respondiendo, le dijo: Maestro, toda la noche nos hemos cansado, sin coger nada: mas en tu palabra echaré las redes.


Entonces les dijo: ¿Dónde está vuestra fe? Mas ellos, llenos de pavor, se maravillaban, diciéndose unos a otros : ¿Quién, pues, es éste, que aun a los vientos y al agua los manda, y le obedecen?