¡Morena soy, pero bella, oh hijas de Jerusalem; morena como las tiendas de Cedar, bella como las cortinas de Salomón!
Lucas 23:28 - Biblia Version Moderna (1929) Mas Jesús, volviéndose hacia ellas, dijo: Hijas de Jerusalem, no lloréis por mí, mas llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Pero Jesús, vuelto hacia ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Jesús se dio la vuelta y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Biblia Católica (Latinoamericana) Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: 'Hijas de Jerusalén, no lloren por mí. Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. La Biblia Textual 3a Edicion Pero Jesús, volviéndose a ellas, dijo: Hijas de Jerusalem, no lloréis por mí, llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos; Biblia Serafín de Ausejo 1975 Volviéndose hacia ellas, Jesús les dijo: 'Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad, más bien, por vosotras y por vuestros hijos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras mismas y por vuestros hijos. |
¡Morena soy, pero bella, oh hijas de Jerusalem; morena como las tiendas de Cedar, bella como las cortinas de Salomón!
¡Yo os conjuro, oh hijas de Jerusalem, por las gacelas, y por las ciervas del campo, que no despertéis y que no quitéis el sueño a mi amada, hasta que ella quiera!
Hizo sus columnas de plata, y su dosel de oro, y su asiento de púrpura, y su interior entapizado de amor, por parte de las hijas de Jerusalem.
¡Yo os conjuro, oh hijas de Jerusalem, por las gacelas, y por las ciervas del campo, que no despertéis y que no quitéis el sueño a mi amada, hasta que ella quiera!
su boca es la dulzura misma, ¡en fin, él es del todo amable! ¡Tal es mi amado y tal mi amigo, oh hijas de Jerusalem!
Yo os conjuro, ¡oh hijas de Jerusalem! si hallareis a mi amado- ¿qué le diréis? ¡Decidle que yo desfallezco de amor!
¡Yo os conjuro, oh hijas de Jerusalem, que no despertéis y que no quitéis el sueño a mi amada, hasta que ella quiera!
Y le seguía una inmensa muchedumbre del pueblo, y de mujeres que le plañían y lamentaban.
Pues he aquí que vienen días en los cuales dirán: Dichosas las estériles, y los vientres que nunca concibieron, y los pechos que no amamantaron.
He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá; y también aquellos que le traspasaron; y todas las tribus de la tierra plañirán a causa de él. Así sea. Amén.