heme aquí junto a la fuente de las aguas; suceda pues que la doncella que saliere a sacar agua, a quien yo dijere: Déjame beber, te suplico, un poco de agua de tu cántaro;
Jueces 4:19 - Biblia Version Moderna (1929) Y él le dijo: Ruégote me des de beber un poco de agua, que tengo sed. Ella pues, abriendo un cuero de leche, le dió de beber, y le volvió a tapar. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y él le dijo: Te ruego me des de beber un poco de agua, pues tengo sed. Y ella abrió un odre de leche y le dio de beber, y le volvió a cubrir. Biblia Nueva Traducción Viviente —Dame un poco de agua, por favor —le dijo él—. Tengo sed. Así que ella le dio leche de una bolsa de cuero y volvió a cubrirlo. Biblia Católica (Latinoamericana) El le dijo: 'Dame un poco de agua para beber porque tengo sed'. Ella tomó un tiesto con leche y le dio de beber, luego lo volvió a tapar. La Biblia Textual 3a Edicion Y él le dijo: Dame, te ruego, un poco de agua para beber, pues tengo sed. Ella entonces abrió un odre de leche y le dio de beber, y lo volvió a cubrir. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Él le dijo: 'Dame un poco de agua para beber porque tengo sed'. Abrió ella el odre de leche, dióle de beber, y lo volvió a cubrir. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y él le dijo: Te ruego me des a beber un poco de agua, pues tengo sed. Y ella abrió un odre de leche y le dio de beber, y le volvió a cubrir. |
heme aquí junto a la fuente de las aguas; suceda pues que la doncella que saliere a sacar agua, a quien yo dijere: Déjame beber, te suplico, un poco de agua de tu cántaro;
Levantóse pues y se fué a Sarepta; y al llegar a la entrada de la ciudad, he aquí que allí estaba una mujer viuda que iba recogiendo palitos; y él la llamó, diciendo: Ruégote me traigas un poco de agua en una vasija, para que beba.
Cuando los pobres y los menesterosos buscan agua y no la hay, y la lengua se les seca de sed; yo, Jehová, les escucharé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
Viene una mujer de Samaria a sacar agua: Jesús le dice: Dame de beber;
Entonces salió Jael al encuentro de Sísara, y le dijo: ¡Entra, señor mío, entra aquí; no tengas temor! Volvióse pues a donde ella estaba, dentro de la tienda; y ella le tapó con una colcha.
Entonces él le dijo: Ponte a la puerta de la tienda; y será que si alguno viniere y te preguntare, diciendo: ¿Hay aquí alguien? le responderás: Nadie.
¡Bendita sobre todas las mujeres sea Jael mujer de Heber cineo, sobre las mujeres, moradoras en tiendas, sea ella bendita!