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Juan 12:3 - Biblia Version Moderna (1929)

Entonces María, tomando una libra de ungüento de nardo puro, muy precioso, ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos: y se llenó la casa del olor del ungüento.

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Biblia Reina Valera 1960

Entonces María tomó una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó del olor del perfume.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces María tomó un frasco con casi medio litro de un costoso perfume preparado con esencia de nardo, le ungió los pies a Jesús y los secó con sus propios cabellos. La casa se llenó de la fragancia del perfume.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

María, pues, tomó una libra de un perfume muy caro, hecho de nardo puro, le ungió los pies a Jesús y luego se los secó con sus cabellos, mientras la casa se llenaba del olor del perfume.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y Miriam, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho valor, ungió los pies de Jesús y los enjugó con sus cabellos,° y la casa se llenó de la fragancia del perfume.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

María, tomando una libra de perfume auténtico de nardo, de mucho precio, ungió los pies de Jesús y se los enjugó con los cabellos. La casa se llenó del aroma del perfume.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces María tomó una libra de ungüento de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó de la fragancia del ungüento.

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Juan 12:3
16 Tagairtí Cros  

de cómo juró a Jehová, y prometió al poderoso Dios de Jacob:


quien a ella refrenare, refrena al viento, y su mano derecha aprieta el resbaloso aceite.


¡Mientras que el rey se reclina a su mesa, mi nardo difunde su fragancia!


Tus ungüentos son gratos al olfato; tu nombre es como ungüento derramado; por eso las doncellas te aman.


¡Cuán hermosas son tus caricias, hermana mía, esposa mía! cuánto mejores son tus caricias que el vino, y el olor de tus ungüentos que todos los aromas!


mas una sola cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, que no le será quitada.


No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta con ungüento me ha ungido los pies.


(Era aquella María que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies con sus cabellos, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo.)


¶Y cuando hubo dicho esto, se fué, y llamó a María su hermana secretamente, diciendo: El Maestro está aquí, y te llama.


Así pues María, cuando llegó a donde Jesús estaba, al verle, cayó a sus pies, diciéndole: ¡Señor, si hubieras estado aquí no hubiera muerto mi hermano!


Vino también Nicodemo, aquel que la vez primera vino a Jesús de noche, trayendo una mixtura de mirra y de áloes, como cien libras.