Y sucedió que cuando oyó Acab estas palabras, rasgó sus vestidos, y puso saco sobre su carne, y ayunó, y se acostó en cilicio, y andaba callado.
Jonás 3:6 - Biblia Version Moderna (1929) Y llegó la noticia al rey de Nínive; el cual se levantó de su trono, y quitando de sobre sí su vestidura real, se vistió de saco, y sentóse en ceniza. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, se despojó de su vestido, y se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando el rey de Nínive oyó lo que Jonás decía, bajó de su trono y se quitó sus vestiduras reales. Se vistió de tela áspera y se sentó sobre un montón de cenizas. Biblia Católica (Latinoamericana) La noticia llegó hasta el rey de Nínive, que se levantó de su trono, se quitó el manto, se vistió de saco y se sentó sobre cenizas. La Biblia Textual 3a Edicion Cuando la noticia llegó hasta el rey de Nínive, éste se levantó de su trono, se despojó de su manto, se cubrió de cilicio y se sentó sobre ceniza. Biblia Serafín de Ausejo 1975 La noticia llegó al rey de Nínive, quien se levantó de su trono, se quitó el manto, se vistió de saco y se sentó en la ceniza. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y llegó la noticia hasta el rey de Nínive, y se levantó de su silla, y echó de sí su vestidura, y se cubrió de cilicio, y se sentó sobre ceniza. |
Y sucedió que cuando oyó Acab estas palabras, rasgó sus vestidos, y puso saco sobre su carne, y ayunó, y se acostó en cilicio, y andaba callado.
Y tomó Job un tiesto de olla para raerse con él la podredumbre, sentado en medio de ceniza.
¡por lo cual me aborrezco a mí mismo, y me arrepiento en polvo y ceniza!
En sus calles se ciñen de saco: sobre sus terrados y en sus plazas cada uno está aullando, deshecho en lágrimas.
Di al rey y a la reina madre: ¡Humillaos, sentaos en tierra! porque han descendido vuestras tocas, la corona de vuestra gloria.
y les refirió Micaya todas las palabras que él había oído, cuando leyó Baruc en el libro a oídos del pueblo.
Así no tuvieron temor, y no rasgaron sus vestidos, ni el rey, ni ninguno de sus siervos que habían oído todas aquellas palabras:
¡Oh hija de mi pueblo, cíñete de saco, y revuélcate en la ceniza! haz por ti misma llanto, como por un hijo único, amarguísima lamentación! porque viene súbitamente el saqueador sobre nosotros.
YOD.- Se sientan en tierra y guardan silencio los ancianos de la hija de Sión; echan polvo sobre sus cabezas; se ciñen de saco: las vírgenes de Jerusalem tienen abatidas las cabezas hasta la tierra.
Entonces descenderán de sus tronos todos los príncipes de la mar, y se quitarán sus mantos, y se desnudarán sus ropas bordadas, y se vestirán de estremecimiento: se sentarán en tierra y temblarán a cada momento, y se asombrarán a causa de ti.
Luego dirigí mi rostro hacia el Señor Dios, para buscarle en oración y súplica, con ayuno y saco y ceniza.
¡No lo anunciéis en Gat! ¡no lloréis con lloro! ¡revuélcate en el polvo en Bet-afra!
¡Ay de ti, Corazín! ¡ay de ti, Bethsaida! porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, ya ha mucho que se hubieran arrepentido en cilicio y ceniza.
¡Ay de ti, Corazín! ¡ay de ti, Betsaida! que si en Tiro y Sidón se hubieran hecho los milagros que han sido hechos en vosotras, ya ha mucho que se hubieran arrepentido, sentadas en cilicio y ceniza.