Sus saetas están aguzadas, y todos sus arcos entesados; los cascos de sus caballos son reputados por pedernal, y las ruedas de sus carros son como el torbellino.
Jeremías 47:3 - Biblia Version Moderna (1929) Al ruido de las patadas de sus fuertes corceles, al estruendo tumultuoso de sus carros de guerra, al rugido sordo de sus ruedas, los padres no vuelven ya la cara hacia sus hijos, por debilidad de manos; Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Por el sonido de los cascos de sus caballos, por el alboroto de sus carros, por el estruendo de sus ruedas, los padres no cuidaron a los hijos por la debilidad de sus manos; Biblia Nueva Traducción Viviente Escuchen el ruido de los cascos de los caballos y el estruendo de las ruedas de los carros de guerra al pasar. Los padres aterrorizados corren desesperados; ni siquiera miran hacia atrás para ver a sus hijos indefensos. Biblia Católica (Latinoamericana) Se oye el martilleo de las herraduras de sus caballos,
el ruido de sus carros
y el estrépito de sus ruedas.
Los padres ya no miran por sus hijos,
sus manos están sin fuerza. La Biblia Textual 3a Edicion Por el galopar de sus caballos, Por el alboroto de sus carros, Por el estruendo de sus ruedas, Los padres, ya sin fuerzas, Ni siquiera miran por sus hijos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 al ruido del piafar de los cascos de sus caballos, al estruendo de sus carros, al rechinar de sus ruedas. Los padres no se vuelven a mirar por sus hijos, a causa de la debilidad de sus manos, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Por el sonido de las cascos de sus fuertes corceles, por el alboroto de sus carros, por el estruendo de sus ruedas, los padres no mirarán atrás a sus hijos por la debilidad de las manos; |
Sus saetas están aguzadas, y todos sus arcos entesados; los cascos de sus caballos son reputados por pedernal, y las ruedas de sus carros son como el torbellino.
¡Avanzad, caballos; también, oh carros de guerra, corred locamente; y pónganse en marcha los hombres valientes! Etíopes y Libios que manejan el escudo, los Lidios también que manejan y entesan el arco.
empuñan el arco y el venablo; crueles son, y no usan de misericordia; su voz resuena como la mar; y sobre caballos vienen montados; cada cual aparejado como hombre de guerra, contra ti, oh hija de Babilonia!
Desde Dan se siente el resoplido de sus caballos: al estruendo de los relinchos de sus fuertes corceles, se estremece la tierra. Llegó ya el enemigo, y ha devorado la tierra y cuanto contiene, la ciudad y los que en ella habitan.
Y vendrán contra ti con armas, carros de guerra y carretas, y con asamblea de pueblos; armados de pavés y escudo y morrión, se pondrán contra ti al rededor. Y yo les encargaré el juicio, y ellos te juzgarán conforme a sus leyes.
Los carros corren locamente por las calles; discurren veloces por las plazas; su parecer es como de antorchas; corren como relámpagos.
Y Nínive, desde su origen, ha sido como un estanque lleno de aguas; sin embargo sus defensores se van huyendo. ¡Deteneos! ¡deteneos! les dicen; mas nadie vuelve la cara.
Y tenían corazas, como si fuesen corazas de hierro; y el estruendo de sus alas era como el estruendo de carros y de muchos caballos, que se lanzan al combate.
¡Entonces daban martillazos las uñas de los caballos, a causa de la impetuosa huída, huída de sus valientes!