asimismo sus tropas mercenarias, en medio de ella, son como becerros cebados: pues ellos también se vuelven atrás; huyen juntamente; no se detienen: porque el día de su calamidad ya vino sobre ellos, el tiempo de su visitación.
Jeremías 46:16 - Biblia Version Moderna (1929) Él hizo que muchos tropezasen; cayeron también uno sobre otro; y decían: ¡Levántate, y volvámonos a nuestro propio pueblo, y a la tierra de nuestro nacimiento, huyendo de delante de la espada vencedora! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Multiplicó los caídos, y cada uno cayó sobre su compañero; y dijeron: Levántate y volvámonos a nuestro pueblo, y a la tierra de nuestro nacimiento, huyamos ante la espada vencedora. Biblia Nueva Traducción Viviente Tropiezan y caen unos sobre otros y se dicen entre sí: “Vamos, volvamos a nuestra gente, a la tierra donde nacimos. ¡Huyamos de la espada del enemigo!”. Biblia Católica (Latinoamericana) ha caminado a tropezones
y se ha venido a tierra.
Entonces unos a otros se han dicho:
'¡Arriba! Volvámonos a nuestro pueblo
y a nuestra patria,
lejos de la espada que destruye. La Biblia Textual 3a Edicion E hizo tropezar a muchos: Cada cual caía sobre su compañero, Hasta que dijeron: ¡Levantémonos y huyamos de la espada destructora! ¡Volvamos a nuestro pueblo y a nuestra tierra natal! Biblia Serafín de Ausejo 1975 con fuerza, tropezó y cayó. Entonces uno a otro se dijeron: 'Levántate, volvamos a nuestro pueblo, a nuestro país natal, ante la espada destructora'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Hizo caer a muchos, y cada uno cayó sobre su compañero; y dijeron: Levántate y volvámonos a nuestro pueblo, y a la tierra de nuestro nacimiento, de delante de la espada vencedora. |
asimismo sus tropas mercenarias, en medio de ella, son como becerros cebados: pues ellos también se vuelven atrás; huyen juntamente; no se detienen: porque el día de su calamidad ya vino sobre ellos, el tiempo de su visitación.
¡No huyan los veloces, ni se escapen los valientes! ¡allá al Norte, junto al río Eufrates, tropiezan y caen!
¡Cortad de Babilonia al que siembra, y al que maneja la hoz en el tiempo de la siega! a causa de la espada vencedora, vuélvanse los auxiliares cada cual a su mismo pueblo, y cada cual huya a su propia tierra.
A lo que responden: ¡Hemos curado a Babilonia, mas ella no pudo sanar! ¡abandonadla, y vámonos cada cual a su tierra, porque su castigo alcanza hasta el cielo, y se eleva hasta las nubes!