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Isaías 3:5 - Biblia Version Moderna (1929)

Y el pueblo mismo se hará vejámenes uno al otro, y cada cual contra su prójimo: el muchacho se portará con insolencia contra el anciano, y el vil contra el honorable.

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Biblia Reina Valera 1960

Y el pueblo se hará violencia unos a otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano, y el villano contra el noble.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Se oprimirán unos a otros: hombre contra hombre y vecino contra vecino. Los jóvenes insultarán a sus mayores, y la gente vulgar mirará con desdén a la gente honorable.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

pues cada cual querrá obligar al otro o a su mismo hermano, diciéndole: 'Tú tienes una manta, ¿por qué no aceptas ser nuestro jefe y nos sacas así de esta ruina?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

Brotará entre el pueblo la violencia de unos contra otros, Cada cual contra su compañero. El joven atacará al anciano, y el plebeyo al noble.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

El pueblo se vejará, hombre a hombre, vecino a vecino, el joven afrentará al anciano, el villano al noble.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y el pueblo sufrirá opresión, los unos de los otros, cada cual contra su vecino; el joven se levantará contra el anciano, y el villano contra el noble.

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Isaías 3:5
28 Tagairtí Cros  

¶Después salió Eliseo de allí a Bet-el; y en tanto que iba por el camino cuesta arriba, unos mozuelos salieron de la ciudad, y se mofaron de él, diciéndole: ¡Sube, calvo! ¡sube, calvo!


¡Ay de ti, nación pecadora, pueblo cargado de iniquidad, raza de malhechores, hijos de vida estragada! ¡han abandonado a Jehová, han despreciado al Santo de Israel, se me han extrañado, se han vuelto atrás!


Entonces será quitada la envidia de Efraim, y los adversarios de Judá serán exterminados; Efraim no envidiará a Judá, y Judá no hostigará a Efraim.


Y yo incitaré a egipcios contra egipcios, y pelearán cada uno contra su hermano, y cada cual contra su compañero; ciudad contra ciudad, reino contra reino.


Porque la maldad arde como un fuego; devora las zarzas y los espinos, y enciende las espesuras del bosque; las cuales se elevan, remolinándose, en columnas de humo.


Empero tus ojos y tu corazón están puestos solamente en tu ganancia injusta, y en la sangre inocente, para derramarla, y en la opresión y en la violencia, para practicarlas.


Admiten cohecho en ti para derramar sangre: has tomado usura y ganancia, y has robado a tus vecinos por medio de extorsión; y te has olvidado de mí, dice Jehová el Señor.


¶Delante de las canas te levantarás, y honrarás el rostro del anciano, y a tu Dios tendrás temor. Yo Jehová.


ESCUCHAD esta palabra, oh vacas de Basán, las que estáis en el monte de Samaria, las que oprimís a los desvalidos, las que quebrantáis a los necesitados, las que decís a vuestros señores: Traed vino, para que bebamos.


Sus cabezas juzgan por premios, y sus sacerdotes enseñan por precio, y sus profetas adivinan por dinero; y con todo, se apoyan en Jehová, diciendo: ¿Acaso no está Jehová en medio de nosotros? ¡no vendrá pues sobre nosotros ningún mal!


El hombre piadoso perecido ha de la tierra, y no hay ya recto entre los hombres; todos ellos ponen asechanzas para derramar la sangre, cazan cada cual a su hermano con una red;


Porque no me compadeceré más de los habitantes de la tierra, dice Jehová; pues he aquí que entregaré los hombres cada cual en mano de su prójimo, y en mano de su rey; los cuales asolarán la tierra; y no los libraré de su mano.


Y yo me acercaré a vosotros para juicio; y seré veloz testigo contra los hechiceros, y contra los adúlteros, y contra los que juran en falso, y contra los que defraudan al jornalero de su salario, y oprimen a la viuda y al huérfano, y apartan al extranjero de su derecho; y no me temen a mí, dice Jehová de los Ejércitos.


Entonces le escupieron en la cara, y le dieron de bofetadas; y otros le herían a puñadas,


Y comenzaron algunos a escupirle, y a cubrirle el rostro, y a darle de bofetadas, y a decirle: ¡Profetiza! Y los alguaciles le daban de varazos.


y habiéndole vendado los ojos, le daban de bofetadas, y le preguntaron, diciendo: Profetiza, ¿quién es el que te pegó?


Vosotros empero habéis despreciado al hombre pobre. ¿Acaso los ricos no os oprimen, y ellos mismos os arrastran ante los tribunales?


He aquí que el jornal de los trabajadores que han segado vuestros campos, el cual ha sido detenido fraudulentamente por vosotros, clama; y los clamores de los segadores han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.