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Hechos 9:3 - Biblia Version Moderna (1929)

Y yendo por el camino, sucedió que se acercaba ya a Damasco, cuando de repente resplandeció alrededor de él una luz desde el cielo;

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Biblia Reina Valera 1960

Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Al acercarse a Damasco para cumplir esa misión, una luz del cielo de repente brilló alrededor de él.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Mientras iba de camino, ya cerca de Damasco, le envolvió de repente una luz que venía del cielo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero yendo por el camino, sucedió que cuando se acercaba° a Damasco, de repente resplandeció alrededor de él una luz del cielo,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Sucedió que, mientras iba caminando, al acercarse a Damasco, de repente lo envolvió una luz del cielo;

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y yendo él por el camino, al acercarse a Damasco, súbitamente le cercó un resplandor de luz del cielo;

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Hechos 9:3
10 Tagairtí Cros  

Aquel eres que se cubre de luz como de una vestidura; que extiende los cielos como una cortina;


Y sucedió que caminando yo, y acercándome a Damasco, cerca del medio día, brilló de repente desde el cielo una gran luz alrededor de mí.


Partió pues Ananías, y entró en la casa; y poniendo las manos sobre él, dijo: Saulo, hermano, el Señor, es decir, Jesús, que te apareció en el camino por donde viniste, me ha enviado a ti, para que recibas la vista, y seas lleno del Espíritu Santo.


Pero tomándole Bernabé, le trajo a los apóstoles, y les refirió cómo había visto al Señor en el camino, y que éste le había hablado; y cómo en Damasco había predicado denodadamente en el nombre de Jesús.


y después de todos, como a un abortivo, me apareció a mí también:


¿NO soy yo apóstol? ¿No soy yo libre? ¿No he visto yo a Jesús nuestro Señor? ¿No sois vosotros obra mía en el Señor?


el cual solo tiene inmortalidad, habitando en una luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto jamás, ni le puede ver: a quien sea honra y poder eterno. Amén.


Y la ciudad no tiene necesidad del sol ni de la luna, para alumbrar en ella: porque la gloria de Dios la ilumina, y la lumbrera de ella es el Cordero.


Y no habrá ya más noche; y no necesitan luz de lámpara, ni luz del sol;  porque el Señor Dios los alumbrará:  y reinarán por los siglos de los siglos.