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Hechos 27:1 - Biblia Version Moderna (1929)

Y CUANDO se resolvió que hubiésemos de navegar para Italia, entregaron a Pablo y a ciertos otros presos a un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta.

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Biblia Reina Valera 1960

Cuando se decidió que habíamos de navegar para Italia, entregaron a Pablo y a algunos otros presos a un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cuando llegó el tiempo, zarpamos hacia Italia. A Pablo y a varios prisioneros más los pusieron bajo la custodia de un oficial romano llamado Julio, un capitán del regimiento imperial.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Cuando se decidió que nos debíamos embarcar rumbo a Italia, Pablo y otros prisioneros fueron entregados a un tal Julio, capitán del batallón Augusto.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Cuando se decidió que zarpáramos° hacia Italia, entregaron° a Pablo y a algunos otros presos a un centurión llamado Julio, de la cohorte imperial.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Cuando se decidió que nos embarcáramos para Italia, pusieron a Pablo y a otros cuantos presos bajo la custodia de un centurión, por nombre Julio, de la cohorte Augusta.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y cuando fue determinado que habíamos de navegar para Italia, entregaron a Pablo y a algunos otros presos a un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta.

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Hechos 27:1
29 Tagairtí Cros  

Vosotros es cierto os propusisteis contra mí el mal; pero Dios lo propuso para bien, a fin de hacer lo que hoy se ve, a saber, conservar la vida de mucha gente.


mas el consejo de Jehová permanece para siempre, los propósitos de su corazón hasta la postrera generación.


Ciertamente la ira del hombre te alabará; y el residuo de las iras reprimirás.


Muchos designios se hallan en el corazón del hombre; mas el propósito de Jehová es el que se cumplirá.


Bueno es para el hombre el que lleve el yugo en su juventud;


Y todos los moradores de la tierra por una nada le son contados; pues hace conforme a su voluntad en el ejército del cielo, y entre los habitantes de la tierra, y no hay quien pueda detener su mano, ni decirle: ¿Qué haces tú?


El centurión, pues, y los que con él hacían la guardia de Jesús, viendo el terremoto y las cosas que sucedieron, temieron en gran manera, diciendo: ¡Verdaderamente Hijo de Dios era éste!


Y cuando el centurión vió lo que había acontecido, dió gloria a Dios, diciendo: Ciertamente este hombre era justo.


Y el siervo de cierto centurión, a quien éste estimaba mucho, estaba enfermo, y a punto de morir.


Y HABÍA cierto hombre en Cesarea, llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana,


Y ellos dijeron: Cornelio, un centurión, hombre justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio de parte de toda la nación de los judíos, tuvo respuesta de Dios, por medio de un santo ángel, que te hiciese venir a ti a su casa, y que escuchase de ti palabras.


Y cuando él hubo visto la visión, en el acto procuramos partir para Macedonia; coligiendo que Dios nos había llamado a predicar el evangelio a los de allí.


Y hallando a cierto judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién llegado de Italia, con Priscila, su mujer, (por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma,) allegóse a ellos.


¶Y pasadas estas cosas, Pablo se propuso en su espíritu, que habiendo recorrido a Macedonia y a Acaya, partiría para Jerusalem; diciendo: Después que haya estado allí, es preciso que yo vea a Roma también.


El cual, al momento, tomando soldados y centuriones, corrió allá a ellos: y cuando vieron al tribuno y a los soldados, cesaron de golpear a Pablo.


Y oyendo esto el centurión, fué al tribuno, y se lo advirtió, diciendo: ¿Qué vas a hacer? porque este hombre es romano.


¶Y a la noche siguiente se puso junto a él el Señor, y dijo: No temas, Pablo, pues así como has dado testimonio de mí en Jerusalem, así es menester que des testimonio también en Roma.


Pablo entonces, llamando a uno de los centuriones, dijo: Lleva a este joven al tribuno; porque tiene algo que decirle.


Y mandó al centurión que Pablo fuese guardado; y que usase de indulgencia con él, y que no vedase que ninguno de los suyos le hiciese servicio alguno.


Entonces Festo, después de haber consultado con los del consejo, respondió: ¡A César has apelado: a César irás!


Yo hallé empero que no había hecho nada que fuese digno de muerte; y habiendo él mismo apelado al Emperador, determiné enviarle.


Mas el centurión tenía más confianza en el piloto y en el patrón de la nave, que en lo que fué dicho por Pablo.


Mas el centurión, queriendo salvar a Pablo, les estorbó su intento; y mandó que los que podían nadar, se arrojasen los primeros y llegasen a tierra,


Y allí, habiendo hallado el centurión una nave de Alejandría, que navegaba para Italia, nos puso a bordo de ella.


Y CUANDO hubimos escapado, entonces supimos que la isla se llamaba Melita.


¶Y cuando entramos en Roma, el centurión entregó los presos al prefecto de la guardia pretoriana; pero a Pablo le fué permitido habitar por sí solo, con un soldado que le guardaba.


Saludad a todos los que tienen el gobierno de vosotros, y a todos los santos. Os saludan los de Italia.