Y el copero y el panadero del rey de Egipto, que estaban presos en la cárcel, soñaron sueños ambos a dos, cada uno su sueño en una misma noche, y cada cual conforme a la interpretación de su sueño.
Génesis 40:6 - Biblia Version Moderna (1929) Y José vino a ellos por la mañana, y los miró, y he aquí que estaban perturbados. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Vino a ellos José por la mañana, y los miró, y he aquí que estaban tristes. Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando José los vio a la mañana siguiente, notó que los dos parecían preocupados. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuando José los vino a ver por la mañana, se dio cuenta de que estaban muy preocupados. La Biblia Textual 3a Edicion Y José fue a ellos por la mañana, y observó que estaban perturbados. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando por la mañana se acercó a ellos José, advirtió que estaban tristes Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y por la mañana José vino a ellos, y los miró, y he aquí que estaban tristes. |
Y el copero y el panadero del rey de Egipto, que estaban presos en la cárcel, soñaron sueños ambos a dos, cada uno su sueño en una misma noche, y cada cual conforme a la interpretación de su sueño.
Preguntó pues a los ministros de Faraón que estaban con él en la prisión de la casa de su señor, diciendo: ¿Por qué causa están hoy tristes vuestros semblantes?
Y le respondieron: Hemos soñado sueños, y no hay quien los interprete. Les respondió pues José: ¿No son de Dios las interpretaciones? ruégoos me los contéis.
Y aconteció que a la mañana fué perturbado su espíritu; y envió a llamar a todos los magos de Egipto y a todos sus sabios; y contóles Faraón su sueño; mas no hubo quien se lo interpretase a Faraón.
Ví un sueño que me atemorizó, y mis pensamientos sobre mi cama y las visiones de mi cabeza me aterraron.
Entonces se le mudaron al rey los colores, y sus pensamientos le aterraron, en términos que las coyunturas de sus lomos se le desencajaban, y sus rodillas se batían la una con la otra.
¶Aquí tuvieron fin sus palabras. En cuanto a mí, Daniel, mis pensamientos me turbaron mucho, y palideció mi rostro: pero guardé el asunto en mi corazón.
¶Y yo Daniel quedé sin fuerzas, y estuve enfermo algunos días; después me levanté, y me puse a despachar los negocios del rey: pero estaba asombrado de la visión; mas no hubo quien la explicase.