Apartó pues Labán en aquel mismo día los machos cabríos listados y manchados, y todas las cabras salpicadas y manchadas, (todo lo que tenía algo de blanco en él), y todo lo negro entre las ovejas; y lo dió en manos de sus hijos.
Génesis 31:16 - Biblia Version Moderna (1929) De manera que toda la riqueza que ha quitado Dios a nuestro padre, de nosotras es y de nuestros hijos. Ahora pues, haz cuanto te ha dicho Dios. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, nuestra es y de nuestros hijos; ahora, pues, haz todo lo que Dios te ha dicho. Biblia Nueva Traducción Viviente Toda la riqueza que Dios le ha quitado a nuestro padre y te ha dado a ti nos pertenece legalmente a nosotras y a nuestros hijos. Así que, adelante, haz todo lo que Dios te ha dicho. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero Dios ha tomado las riquezas de nuestro padre y nos las ha dado a nosotras y a nuestros hijos. Haz, pues, todo lo que Dios te ha dicho. La Biblia Textual 3a Edicion Porque toda la riqueza que ’Elohim despojó a nuestro padre, es nuestra y de nuestros hijos. Ahora pues, haz todo lo que ’Elohim te ha dicho. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre es nuestra y de nuestros hijos; haz, pues, ahora todo lo que Dios te ha dicho'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque toda la riqueza que Dios ha quitado a nuestro padre, nuestra es y de nuestros hijos; ahora pues, haz todo lo que Dios te ha dicho. |
Apartó pues Labán en aquel mismo día los machos cabríos listados y manchados, y todas las cabras salpicadas y manchadas, (todo lo que tenía algo de blanco en él), y todo lo negro entre las ovejas; y lo dió en manos de sus hijos.
¿No le somos reputadas por extrañas? porque nos vendió, y hase comido por completo nuestro precio.
Entonces Jacob se levantó, y haciendo subir a sus hijos y sus mujeres sobre los camellos,
De suerte que Dios ha quitado el ganado de vuestro padre, y me lo ha dado.
Doscientas cabras y veinte machos de cabrío; doscientas ovejas y veinte carneros;
¡Oye, hija, y mira, e inclina tu oído, y olvida tu pueblo, y la casa de tu padre!