Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




Gálatas 4:14 - Biblia Version Moderna (1929)

y lo que era para vosotros una prueba en mi carne, no lo despreciasteis, ni rechazasteis; sino que me recibisteis como un ángel de Dios, como  Cristo Jesús mismo.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo, antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

Aunque mi condición los tentaba a no aceptarme, ustedes no me despreciaron ni me rechazaron. Todo lo contrario, me recibieron y me cuidaron como si yo fuera un ángel de Dios o incluso el mismo Cristo Jesús.

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

Aunque mis pruebas eran una prueba para ustedes, no me despreciaron ni me rechazaron, sino que me acogieron como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

Y lo que para vosotros era una prueba° en mi carne, no lo menospreciasteis ni lo escupisteis; al contrario, me acogisteis como a un enviado de Dios, como a Jesús el Mesías.

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

y que ante esta debilidad corporal mía, que era para vosotros una prueba, no hicisteis gestos de desprecio ni escupisteis en el suelo, sino que me acogisteis como a un enviado de Dios, como a Cristo Jesús.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

y no desechasteis ni menospreciasteis mi prueba que estaba en mi carne, antes me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



Gálatas 4:14
23 Tagairtí Cros  

Dijo entonces tu sierva: Ruégote que la respuesta de mi señor el rey sea tranquilizadora; puesto que como un ángel de Dios, así es mi señor el rey para entenderse en lo bueno y lo malo. ¡Y Jehová tu Dios sea contigo!


Además, ha calumniado a tu siervo delante de mi señor el rey: mas mi señor el rey es como un ángel de Dios: haz pues lo que sea bueno a tus ojos.


Hay desprecio para la desgracia en el pensamiento del que está a sus anchas; preparada está para los que andan con pasos mal seguros.


Pequeño soy y despreciado; mas no me he olvidado de tus preceptos.


Dije entonces yo: ¡La sabiduría vale más que la fuerza! ¡y sin embargo la sabiduría de aquel pobre es despreciada, y sus palabras no son escuchadas!


En aquel día Jehová será escudo a los habitantes de Jerusalem; y el más débil de entre ellos en aquel día será como David, y la casa de David, como Dios, como el Ángel de Jehová delante de ellos.


Porque los labios del sacerdote han de guardar la ciencia, y de sus labios los hombres deben buscar la ley; porque mensajero es de Jehová de los Ejércitos.


El que recibe a vosotros, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.


Y el que recibiere a un tal niño en mi nombre, a mí me recibe.


Y respondiendo el Rey, les dirá:  En verdad os digo, que en cuanto lo hicisteis a uno de los más pequeños de estos mis hermanos, a mí lo hicisteis.


El que oye a vosotros, a mí me oye; y el que a vosotros os desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí desecha al que me envió.


En verdad, en verdad os digo: El que recibe a quien yo enviare, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.


y las cosas viles del mundo y las despreciadas ha escogido Dios, y aun las que no son, para anonadar a las que son:


Nosotros somos insensatos por causa de Cristo, mas vosotros sois sabios en Cristo; nosotros somos débiles, mas vosotros sois fuertes; vosotros tenéis gloria, mas nosotros deshonra.


¶Nosotros pues somos embajadores de parte de Cristo, como si Dios os rogara por medio de nosotros: ¡os rogamos, por parte de Cristo, que os reconciliéis con Dios!


porque todos somos hijos de Dios, por medio de la fe en Cristo Jesús.


En él no hay judío ni griego, no hay siervo ni libre, no hay varón ni hembra; porque todos vosotros sois uno mismo en Cristo Jesús.


Al contrario, sabéis que fué por causa de enfermedad corporal, que os prediqué el evangelio la primera vez;


¿Dónde pues está ahora aquella felicitación vuestra de entonces? porque os doy testimonio que si fuera posible, os hubierais sacado los ojos, y me los hubierais dado.


¶Y por esto también damos gracias sin cesar a Dios, de que cuando recibisteis de nosotros la palabra del mensaje de Dios, la aceptasteis, no como palabra de hombres, sino según lo es verdaderamente, la palabra de Dios, que obra también en vosotros que creéis.


Por tanto, el que rechaza mis palabras, no rechaza al hombre, sino a Dios, que os da su Espíritu Santo.


No os olvidéis de la hospitalidad; porque por medio de ella, algunos han hospedado a ángeles, sin saberlo.