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Éxodo 5:16 - Biblia Version Moderna (1929)

No se da a tus siervos paja, y con todo nos dicen: ¡Haced ladrillos! Y he aquí, tus siervos son apaleados; pero la culpa la tiene tu mismo pueblo.

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Biblia Reina Valera 1960

No se da paja a tus siervos, y con todo nos dicen: Haced el ladrillo. Y he aquí tus siervos son azotados, y el pueblo tuyo es el culpable.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Ya no nos dan paja, ¡pero aun así los capataces nos exigen que sigamos haciendo ladrillos! Nos golpean, ¡pero no es nuestra culpa! ¡Es culpa de su propia gente!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

No nos dan paja y nos piden ladrillos. Los tuyos no tienen por qué azotarnos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

No se da paja a tus siervos, pero nos dicen: ¡Haced adobes! He aquí tus siervos son azotados, como si tu pueblo° fuera el culpable.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

No se da paja a tus siervos, y se nos dice: '¡Haced adobes!'. A nosotros nos golpean y hacen responsable al pueblo'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

No se da paja a tus siervos, y con todo nos dicen: Haced ladrillos. Y he aquí tus siervos son azotados, pero la culpa la tiene tu pueblo.

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Éxodo 5:16
6 Tagairtí Cros  

Y dijeron uno al otro: ¡Vamos! hagamos ladrillos, y cozámoslos bien. Y sirvióles el ladrillo de piedra, y el betún les sirvió de argamasa,


y les respondió de acuerdo con el consejo de los jóvenes, diciendo: Mi padre hizo pesado vuestro yugo, pero yo añadiré todavía más a vuestro yugo; mi padre os castigó con látigos, ya empero os castigaré con escorpiones.


Entonces entraron los capataces de los hijos de Israel, y clamaron a Faraón, diciendo: ¿Por qué tratas así a tus siervos?


Mas él respondió: Estáis ociosos, sí, ociosos; por eso seguís diciendo: ¡Vayamos a ofrecer sacrificios a Jehová!


EN seguida volvíme, y me puse a observar las opresiones que se hacen debajo del sol: y he allí las lágrimas de los oprimidos, y ellos no tenían consolador; pues que de parte de sus opresores estaba la potestad; de modo que ellos no tenían consolador.


En cuanto a tu nacimiento, en el día que naciste no te fué cortado el ombligo, ni fuiste lavada con agua para limpiarte; no fuiste salada con sal, ni fuiste envuelta en pañales.