Moisés pues los llamó a sí; y se volvieron a él Aarón y todos los príncipes de la Congregación, y Moisés habló con ellos.
Éxodo 34:30 - Biblia Version Moderna (1929) Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí que la tez de su rostro despedía rayos de luz: por lo cual temían acercarse a él. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la piel de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él. Biblia Nueva Traducción Viviente Así que, cuando Aarón y el pueblo de Israel vieron el resplandor del rostro de Moisés, tuvieron miedo de acercarse a él. Biblia Católica (Latinoamericana) Aarón y los hijos de Israel vieron con sorpresa ese resplandor de la cara de Moisés, y sintieron miedo de acercarse a él. La Biblia Textual 3a Edicion Y Aarón y todos los hijos de Israel miraron a Moisés, y he aquí la tez de su rostro resplandecía, por lo cual tuvieron temor de acercarse a él. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Aarón y todos los israelitas, al mirar a Moisés, vieron que la tez de su rostro resplandecía, y tuvieron miedo de acercársele. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y miró Aarón y todos los hijos de Israel a Moisés, y he aquí la tez de su rostro era resplandeciente; y tuvieron miedo de acercarse a él. |
Moisés pues los llamó a sí; y se volvieron a él Aarón y todos los príncipes de la Congregación, y Moisés habló con ellos.
¿QUIÉN es como el hombre sabio? ¿y quién es como el que conoce la explicación de una cosa? La sabiduría del hombre hace relucir su rostro, y se suaviza la aspereza de su semblante.
Boca a boca hablaré con él; manifiestamente, y no por medio de símiles; y mirará la semejanza de Jehová. ¿Por qué pues no temisteis hablar contra mi siervo Moisés?
Y luego toda la multitud, al verle, quedó muy asombrada; y corriendo hacia él, le saludaron.
Y sus vestidos se tornaron resplandecientes, blancos como la nieve; cuales ningún batanero en la tierra los pueda emblanquecer.
Simón Pedro, pues, viendo esto, cayó a los pies de Jesús, diciendo: ¡Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador!
Pero si lo que ministraba muerte, escrito en letras y grabado en piedras, era con gloria, de tal manera que los hijos de Israel no podían fijar la vista en el rostro de Moisés, a causa de la gloria de su rostro, la cual gloria había de acabarse;