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Éxodo 33:4 - Biblia Version Moderna (1929)

Y cuando el pueblo oyó esta mala nueva, prorrumpió en llanto, y ninguno se vistió sus atavíos.

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Biblia Reina Valera 1960

Y oyendo el pueblo esta mala noticia, vistieron luto, y ninguno se puso sus atavíos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cuando los israelitas oyeron estas palabras tan duras, hicieron duelo y dejaron de usar joyas y ropa fina.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

El pueblo escuchó esta advertencia; ninguno se puso su traje de fiesta; más bien hicieron duelo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Cuando el pueblo oyó esta mala noticia, prorrumpió en llanto y ninguno se vistió sus atavíos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Al oír el pueblo esta mala noticia, hizo duelo y nadie se vistió sus galas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y oyendo el pueblo esta mala noticia, hicieron duelo, y ninguno se puso sus atavíos:

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Éxodo 33:4
20 Tagairtí Cros  

¶También Mefiboset hijo de Saúl descendió a recibir al rey; y no se había curado los pies, ni compuesto la barba, ni se había hecho lavar sus ropas, desde el día que salió el rey hasta el día que volvió en paz.


Y sucedió que cuando oyó Acab estas palabras, rasgó sus vestidos, y puso saco sobre su carne, y ayunó, y se acostó en cilicio, y andaba callado.


Y ACONTECIÓ que como le oyese el rey Ezequías, rasgó sus vestidos, y cubriéndose de saco, entró en la Casa de Jehová.


¶Y cuando oí esto, rasgué mis vestidos y mi manto, y arranqué los cabellos de mí cabeza y de mi barba, y sentéme atónito.


¶Entonces Job se levantó, y rasgó su manto, y rapóse la cabeza, y cayó en tierra, y adoró:


Mas cuando levantaron los ojos desde lejos, no le conocieron; con lo cual alzaron su voz y lloraron; y rasgando cada uno su manto, esparcieron polvo sobre sus cabezas, hacia el cielo;


Por lo cual los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb en adelante.


¡Temblad, las que estáis descuidadas! ¡turbaos, las que vivís sin recelo! ¡despojaos, desnudaos, ceñid los lomos de saco!


Gime, mas en silencio; no harás el duelo de muertos; átate el turbante; y ponte el calzado en los pies; y no cubras el labio, ni comas el pan de hombres que están de luto.


vuestros turbantes estarán sobre vuestras cabezas, y vuestro calzado sobre vuestros pies: No plañiréis, ni lloraréis; sino que os desfalleceréis en vuestras iniquidades, y gemiréis, mirándoos los unos a los otros.


Entonces descenderán de sus tronos todos los príncipes de la mar, y se quitarán sus mantos, y se desnudarán sus ropas bordadas, y se vestirán de estremecimiento: se sentarán en tierra y temblarán a cada momento, y se asombrarán a causa de ti.


Y no claman a mí con su corazón, cuando aúllan desesperados sobre sus camas: para el trigo y el vino es para lo que se reúnen: se apartan de mí.


Dijo también Moisés a Aarón y a sus hijos, Eleazar e Itamar: No descubráis vuestras cabezas, ni rasguéis vuestras vestiduras, no sea que muráis, y estalle la ira contra toda la Congregación: mas vuestros hermanos y toda la casa de Israel lamenten el incendio que ha hecho Jehová.


Y llegó la noticia al rey de Nínive; el cual se levantó de su trono, y quitando de sobre sí su vestidura real, se vistió de saco, y sentóse en ceniza.


y para hablar a los sacerdotes que estaban en la Casa de Jehová de los Ejércitos, y a los profetas, diciendo: ¿Debo yo seguir llorando en el mes quinto, separándome para ello, como lo he hecho estos tantos años?


Responde a todo el pueblo de la tierra y a los sacerdotes, diciendo: Cuando ayunasteis y os lamentasteis en el mes quinto y en el séptimo, es decir, durante estos setenta años, ¿acaso ayunasteis en manera alguna para mí? digo, ¿para mí?


ENTONCES toda la Congregación alzó la voz y gritó; y lloró el pueblo aquella noche.


¶Y cuando Moisés refirió todas estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo hizo grande lamentación.


¶Mas hizo Dios estrago entre los hombres de Bet-semes, porque miraron dentro del Arca de Jehová; por lo cual hirió del pueblo setenta hombres y cincuenta mil hombres. Y prorrumpió el pueblo en llanto, porque Jehová había causado entre el pueblo gran mortandad.