Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? ¡alza tú sobre nosotros la luz de tu rostro, oh Jehová!
Éxodo 33:18 - Biblia Version Moderna (1929) ¶Dijo entonces Moisés: ¡Ruégote me permitas ver tu gloria! Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Él entonces dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. Biblia Nueva Traducción Viviente Moisés respondió: —Te suplico que me muestres tu gloriosa presencia. Biblia Católica (Latinoamericana) Moisés dijo a Yavé: 'Por favor, déjame ver tu Gloria. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces él dijo: ¡Te ruego que me permitas ver tu gloria! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dijo Moisés: 'Muéstrame tu gloria'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Él entonces dijo: Te ruego: Muéstrame tu gloria. |
Muchos son los que dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? ¡alza tú sobre nosotros la luz de tu rostro, oh Jehová!
Por cuanto tu misericordia es mejor que la vida, mis labios te alabarán.
Dijo además: Tú no podrás ver mi rostro; porque el hombre no puede verme y vivir.
A Dios nadie jamás le ha visto: el Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.
El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama: y el que me ama, será amado de mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.
Empero nosotros todos, con rostro descubierto, mirando como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados en la misma semejanza, de gloria en gloria, así como por el Espíritu del Señor.
Porque Dios que dijo: Resplandezca la luz de en medio de las tinieblas, es el que ha resplandecido en nuestros corazones, para darnos la luz del conocimiento de la gloria de Dios, en el rostro de Jesucristo.
el cual solo tiene inmortalidad, habitando en una luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto jamás, ni le puede ver: a quien sea honra y poder eterno. Amén.
aguardando aquella esperanza bienaventurada, y el aparecimiento en gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo;
Y la ciudad no tiene necesidad del sol ni de la luna, para alumbrar en ella: porque la gloria de Dios la ilumina, y la lumbrera de ella es el Cordero.