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Éxodo 10:20 - Biblia Version Moderna (1929)

Mas Jehová endureció el corazón de Faraón, de modo que no dejó ir a los hijos de Israel.

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Biblia Reina Valera 1960

Pero Jehová endureció el corazón de Faraón, y este no dejó ir a los hijos de Israel.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Pero el Señor nuevamente endureció el corazón del faraón, por lo cual no dejó salir al pueblo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pero Yavé hizo que Faraón continuara en su porfía y no dejara salir a Israel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero YHVH endureció el corazón de Faraón, y no dejó partir a los hijos de Israel.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pero endureció Yahveh el corazón del Faraón, que no dejó partir a los israelitas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Pero Jehová endureció el corazón de Faraón, y este no dejó ir a los hijos de Israel.

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Éxodo 10:20
13 Tagairtí Cros  

ENTONCES Jehová dijo a Moisés: Entra a donde está Faraón, porque yo he hecho obstinado su corazón y el corazón de sus siervos, para manifestar estas mis señales en medio de ellos;


Entonces Jehová hizo tornar un viento occidental muy fuerte, que alzando la langosta, la echó en el Mar Rojo; y no quedó ni una langosta en todos los términos de Egipto.


Mas Jehová endureció el corazón de Faraón, de modo que no quiso dejarlos ir;


Y Moisés y Aarón habían hecho todas estas maravillas delante de Faraón; mas Jehová endureció el corazón de Faraón, de modo que no dejó ir de su tierra a los hijos de Israel.


Y yo sé que no os dejará ir el rey de Egipto, si no fuere compelido por mano fuerte.


Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hubieres vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas estas maravillas que he puesto en tu mano: yo empero endureceré su corazón, y él no dejará ir al pueblo.


Mas Jehová endureció el corazón de Faraón, de modo que no les escuchó: como Jehová lo había dicho a Moisés.


Así pues de quien quiere, tiene misericordia; y a quien quiere, endurece.


Mas no quiso Sehón, rey de Hesbón, dejarnos pasar junto a sí, porque Jehová tu Dios endureció su espíritu e hizo obstinado su corazón, para entregarle en tu mano, como se ve el día de hoy.