Envió pues Joab a Tecoa, y trajo de allí una mujer sabia, y le dijo: Ruégote que finjas estar de duelo y que vistas traje de luto, y no te unjas de aceite, sino que aparentes ser una mujer que ya ha mucho que está de duelo por un difunto.
Eclesiastés 9:8 - Biblia Version Moderna (1929) Sean tus ropas en todo tiempo blancas, y nunca falte el ungüento sobre tu cabeza. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 En todo tiempo sean blancos tus vestidos, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza. Biblia Nueva Traducción Viviente ¡Vístete con ropa elegante y échate un poco de perfume! Biblia Católica (Latinoamericana) Lleva siempre ropas blancas y que nunca falte el óleo para perfumar tu cabeza. La Biblia Textual 3a Edicion En todo tiempo sean blancas tus vestiduras, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Lleva en todo tiempo blancas vestiduras, y no falte el perfume en tu cabeza. Biblia Reina Valera Gómez (2023) En todo tiempo sean blancas tus vestiduras, y nunca falte ungüento sobre tu cabeza. |
Envió pues Joab a Tecoa, y trajo de allí una mujer sabia, y le dijo: Ruégote que finjas estar de duelo y que vistas traje de luto, y no te unjas de aceite, sino que aparentes ser una mujer que ya ha mucho que está de duelo por un difunto.
¶También Mefiboset hijo de Saúl descendió a recibir al rey; y no se había curado los pies, ni compuesto la barba, ni se había hecho lavar sus ropas, desde el día que salió el rey hasta el día que volvió en paz.
¶Y Mardoqueo salió de la presencia del rey, con traje real de jacinto y blanco, con una gran corona de oro y con un manto de lino fino blanco y de púrpura; y la ciudad de Susán era toda alborozo y regocijo.
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis adversarios: unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
No comí pan sabroso, ni carne ni vino entraron en mi boca, ni me ungí con ungüento, hasta tanto que fueron cumplidas tres semanas enteras.
los que beben vino en tazones, y se ungen con los ungüentos más preciosos; pero no se duelen del quebranto de José.
No ungiste mi cabeza con aceite; mas ésta con ungüento me ha ungido los pies.
(He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado aquel que vela, y guarda sus vestidos; no sea que ande desnudo, y vean su vergüenza.)
Y los ejércitos que están en el cielo le seguían, montados en caballos blancos, y vestidos de lino fino blanco y puro.
Y a ella le fué dado que se vistiese de lino fino blanco, resplandeciente y puro: porque el lino fino blanco es la perfecta justicia de los santos.
¶Después de esto, miré, y he aquí una grande muchedumbre, que nadie podía contar, de entre todas las naciones, y las tribus, y los pueblos, y las lenguas, que estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, revestidos de ropas blancas, y teniendo palmas en sus manos;
Lávate pues, y úngete, y ponte tus mejores ropas, y baja a la era; mas no te des a conocer al hombre hasta que haya acabado de comer y beber.