Y cuando volvió Rubén a la cisterna, he aquí que José no estaba en la cisterna; y él rasgó sus vestidos;
Eclesiastés 3:7 - Biblia Version Moderna (1929) tiempo de rasgar, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; Biblia Nueva Traducción Viviente Un tiempo para rasgar y un tiempo para remendar. Un tiempo para callar y un tiempo para hablar. Biblia Católica (Latinoamericana) tiempo para rasgar y tiempo para coser;
tiempo para callarse y tiempo para hablar;' La Biblia Textual 3a Edicion Tiempo de romper y tiempo de coser, Tiempo de callar y tiempo de hablar, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Hay tiempo de rasgar y tiempo de coser. Hay tiempo de callar y tiempo de hablar. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; |
Y cuando volvió Rubén a la cisterna, he aquí que José no estaba en la cisterna; y él rasgó sus vestidos;
Y rasgó Jacob sus vestidos, y puso saco sobre sus lomos, y lamentóse a causa de su hijo muchos días.
Entonces Judá se llegó a él, y dijo: Óyeme, señor mío: ruégote que hable tu siervo una palabra en oídos de mi señor, y no se encienda tu ira contra tu siervo; porque tú eres como Faraón mismo.
Porque ¿cómo podré yo volver a mi padre, sin estar el mozo conmigo? No, no sea que yo vea el mal que ha de sobrevenir a mi padre.
Entonces asiendo David de sus vestidos, los rasgó; e hicieron lo mismo todos los hombres que con él estaban.
¶Entonces dijo David a Joab y a todo el pueblo que había con él: ¡Rasgaos los vestidos, y ceñíos de saco, y haced duelo delante de Abner! Y el rey David iba en pos de las andas.
Y sucedió que cuando oyó Acab estas palabras, rasgó sus vestidos, y puso saco sobre su carne, y ayunó, y se acostó en cilicio, y andaba callado.
Mas el pueblo permaneció callado y no le respondió palabra; porque ello era mandamiento del rey, diciendo: No le respondáis.
Y sucedió que como el rey de Israel leyese la carta, rasgó sus vestidos, diciendo: ¿Soy yo acaso Dios, que hace morir y que da vida, para que éste envíe a mí, a fin de que yo sane a un hombre de su lepra? Empero ruegoos tan sólo que consideréis y veáis cómo éste anda buscando pretextos contra mí.
Y sucedió que cuando oyó el rey las palabras de aquella mujer, rasgó sus vestidos; y como iba pasando sobre el muro, vió el pueblo que, he aquí, traía saco interiormente sobre sus carnes.
¡Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para que nos destruyan, y para que nos maten y nos exterminen! Que si para siervos y para siervas fuéramos vendidos, entonces hubiera yo callado; bien que el adversario no pudiera resarcir el perjuicio del rey.
y sentáronse con él en tierra siete días y siete noches, sin hablarle palabra; pues veían que era muy grande su dolor.
Enmudecí con profundo silencio; me callé aun acerca de lo bueno; y mi dolor se encrudeció.
tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar;
Pero ellos quedaron callados, y no le respondieron palabra; porque ello era mandamiento del rey, que dijo: No le respondáis.
Así no tuvieron temor, y no rasgaron sus vestidos, ni el rey, ni ninguno de sus siervos que habían oído todas aquellas palabras:
Dirán: ¿Por qué nos quedamos sentados? Congregaos, y entremos en las ciudades fortificadas, y estaremos allí callados; puesto que Jehová nuestro Dios nos ha reducido a silencio, y nos ha dado a beber agua de hiel, por haber pecado contra Jehová.
(YOD) que se siente aparte y guarde, silencio (puesto que es Dios quien se lo impone) ;
rasgad vuestros corazones y no vuestros vestidos, y volveos a Jehová vuestro Dios; porque él es clemente y compasivo, lento en iras y grande en misericordia, y se arrepiente del mal que amenaza traer.
Por tanto aquel que es prudente guardará silencio en ese tiempo, porque el tiempo es malo.
Y las canciones del palacio se convertirán en aullidos en aquel día, dice Jehová el Señor: serán muchos los cadáveres; en todo lugar los echarán fuera con silencio.
No confiéis en compañero, ni os fiéis del amigo más íntimo; contra aquella que duerme en tu seno, guarda la puerta de tu boca:
pues en cuanto a nosotros, no podemos dejar de hablar las cosas que hemos visto y oído.
Levantóse pues Pedro, y fué con ellos. Y cuando hubo llegado, le condujeron al aposento alto: y todas las viudas acudieron a él, llorando, y mostrándole las túnicas y los vestidos que había hecho Dorcas cuando estaba con ellas.
Y respondió Saúl a su tío: Nos dijo expresamente que habían sido halladas las asnas; pero del asunto del reino, no le manifestó lo que le había dicho Samuel.