Y Jehová Dios había hecho nacer del suelo toda suerte de árboles gratos a la vista y buenos para comer, y el árbol de vida que estaba en medio del jardín, y el árbol del conocimiento de bien y del mal.
Apocalipsis 22:14 - Biblia Version Moderna (1929) Bienaventurados aquellos que lavan sus ropas, para que tengan derecho de llegar al árbol de la vida, y que puedan entrar por las puertas en la ciudad. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad. Biblia Nueva Traducción Viviente Benditos son los que lavan sus ropas. A ellos se les permitirá entrar por las puertas de la ciudad y comer del fruto del árbol de la vida. Biblia Católica (Latinoamericana) Felices los que lavan sus ropas, porque así tendrán acceso al árbol de la vida y se les abrirán las puertas de la ciudad. La Biblia Textual 3a Edicion Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho° al árbol de la vida,° y entrar en la ciudad por las puertas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dichosos los que lavan sus túnicas; así dispondrán del árbol de la vida y podrán entrar por las puertas de la ciudad. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Bienaventurados los que guardan sus mandamientos, para tener derecho al árbol de la vida, y poder entrar por las puertas en la ciudad. |
Y Jehová Dios había hecho nacer del suelo toda suerte de árboles gratos a la vista y buenos para comer, y el árbol de vida que estaba en medio del jardín, y el árbol del conocimiento de bien y del mal.
Y dijo Jehová Dios: He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal; ahora pues, no sea que extienda la mano y tome también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre:
¡ALELUYA! ¡Dichoso el hombre que teme a Jehová, que se deleita mucho en sus mandamientos!
Y Jehová dijo a Moisés: Vuelve al pueblo y santifícalos hoy y mañana; y laven ellos sus vestidos;
¡Bienaventurado aquel que espere, y alcance a mil trescientos treinta y cinco días!
¶Jesús, por tanto, les dijo otra vez: En verdad, en verdad os digo: Yo soy la puerta de las ovejas.
Yo soy la puerta: por mí si alguno entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.
Jesús le dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.
¿Acaso tú eres mayor que nuestro padre Jacob, que nos dió el pozo; del cual bebió él mismo, y sus hijos, y sus ganados?
La circuncisión no es nada, y la incircuncisión no es nada; mas lo que vale es la guarda de los mandamientos de Dios.
Pero cuidaos, no sea que de algún modo esta libertad vuestra venga a servir de tropiezo para los débiles.
¿No tenemos derecho de llevar en derredor con nosotros a una hermana, mujer propia, como los demás apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?
Pues que en Cristo Jesús, ni la circuncisión vale algo, ni tampoco la incircuncisión, sino la fe que obra por medio del amor.
Y todo aquel que tiene esta esperanza puesta en él, se purifica, así como él es puro.
Porque este es el amor de Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos.
Quien tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, que está en medio del Paraíso de Dios.
Tenía un muro grande y alto, y tenía doce puertas, y en las puertas doce ángeles; y había nombres escritos en ellas, que son los nombres de las doce tribus de Israel.
Y no entrará jamás en ella ninguna cosa inmunda, ni quien haga abominación, o diga mentira; sino solamente aquellos que están escritos en el libro de la vida del Cordero.
Y de una y de otra parte del río, había el árbol de la vida, que lleva doce géneros de frutos, dando su fruto cada mes; y las hojas del árbol son para la sanidad de las naciones.
He aquí, yo vengo presto. Bienaventurado aquel que guarda las palabras de la profecía de este libro.
Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Éstos son los que salen de la grande tribulación, y lavaron sus ropas, y las emblanquecieron en la sangre del Cordero.