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2 Reyes 4:8 - Biblia Version Moderna (1929)

¶Y aconteció que un día pasó Eliseo hasta Sunem, donde había una mujer principal; y ella le hizo instancias para que comiese pan. Y sucedió después, siempre que pasaba, que se desviaba hacia allá para comer pan.

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Biblia Reina Valera 1960

Aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer importante, que le invitaba insistentemente a que comiese; y cuando él pasaba por allí, venía a la casa de ella a comer.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Cierto día, Eliseo fue a la ciudad de Sunem y una mujer rica que vivía allí le insistió que fuera a comer a su casa. Después, cada vez que él pasaba por allí, se detenía en esa casa para comer algo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Un día pasaba Eliseo por Sunam. Había allí una mujer rica que lo invitó para que se quedara a comer, y desde ese día, cada vez que pasaba por allí, se detenía en su casa.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Aconteció también un día, que pasaba Eliseo por Sunem, y había allí una mujer distinguida, la cual lo invitó con insistencia para que comiera; y así fue que siempre que pasaba por allí, él entraba a comer.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Cierto día pasaba Eliseo por Sunén. Había allí una mujer principal, que con insistencia lo invitó a comer. Y en adelante, siempre que pasaba, se detenía allí a comer.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una gran mujer, la cual le constriñó a que comiese del pan; y cuando por allí pasaba, se venía a su casa a comer del pan.

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2 Reyes 4:8
16 Tagairtí Cros  

E instóles mucho, de manera que tomaron con él, y entraron en su casa. Y él les hizo banquete, y coció panes ázimos; y comieron.


Y era Barzillai muy anciano, de edad de ochenta años; y había proveído al rey de sustento el tiempo que pasó en Mahanaim; porque era hombre muy rico.


En efecto, buscaron una joven hermosa entre todos los términos de Israel; y hallaron a Abisag sunamita, y la trajeron al rey.


¶Y era ya bastante grande el niño, cuando sucedió un día que salió a su padre, a donde estaban los segadores.


Y su hacienda era siete mil ovejas y tres mil camellos, y quinientas yuntas de bueyes, y quinientas asnas, y muy numerosa servidumbre; de manera que aquel hombre era más grande que todos los hijos de Oriente.


No siempre los grandes son sabios, ni los ancianos entienden lo justo.


Le rinde con la muchedumbre de sus palabras suaves, con la zalamería de sus labios le arrastra.


Asimismo el que había recibido los dos, ganó otros dos.


porque será grande a la vista del Señor; no beberá vino ni licor fermentado; y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el seno de su madre:


Y dijo el señor al siervo: Sal a los caminos, y a los vallados, y a cuantos hallares fuérzalos a entrar, para que se llene mi casa.


Mas ellos a fuerza de ruegos le obligaban, diciendo: Quédate con nosotros; porque ya es la hora de la tarde, y el día se va acabando. Entró, pues, para quedarse con ellos.


Y cuando fué bautizada, y su casa también, nos rogó, diciendo: Si me habéis juzgado ser fiel al Señor, entrad en mi casa, y morad allí. Y nos obligó.


Y era este su territorio: Jezreel, y Kesulot, y Sunem,


Dijo entonces el anciano: ¡Paz sea contigo! como quiera que sea, deja de mi cuenta todas tus necesidades; tan sólo que no pases la noche en la calle.


Habíanse reunido pues los Filisteos, y llegándose, acamparon en Sunem; asimismo Saúl había reunido a todo Israel, los cuales acamparon en Gilboa.