Y dijo: Toma a tu hijo, a Isaac, tu hijo único, a quién amas, y véte a tierra de Moría, y ofrécele allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.
2 Reyes 4:20 - Biblia Version Moderna (1929) Alzóle pues, y le trajo a su madre; y él estuvo sentado sobre sus rodillas hasta el mediodía, cuando murió. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y habiéndole él tomado y traído a su madre, estuvo sentado en sus rodillas hasta el mediodía, y murió. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces el sirviente lo llevó a su casa, y la madre lo sostuvo en su regazo; pero cerca del mediodía, el niño murió. Biblia Católica (Latinoamericana) El sirviente lo llevó y se lo entregó a su madre; el niño permaneció sentado en sus rodillas, y al mediodía falleció. La Biblia Textual 3a Edicion Y cuando lo hubo llevado a su madre, se sentó en sus rodillas hasta el mediodía, y luego murió. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Lo tomó y lo llevó a su madre. El niño estuvo sobre las rodillas de su madre hasta el mediodía, en que murió. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y habiéndole él tomado, y traído a su madre, estuvo sentado sobre sus rodillas hasta el mediodía, y murió. |
Y dijo: Toma a tu hijo, a Isaac, tu hijo único, a quién amas, y véte a tierra de Moría, y ofrécele allí en holocausto sobre uno de los montes que yo te diré.
Y amaba Israel a José más que a todos sus hermanos, por ser el hijo de su vejez; y le hizo una túnica talar de diversos colores.
Y José soñó un sueño, y lo contó a sus hermanos; y ellos por esto le odiaron más todavía:
¶Mas aconteció después de estas cosas, que enfermó el hijo de aquella mujer, dueña de la casa; y fué su enfermedad tan grave, que no quedó en él resuello.
Y dijo a su padre: ¡Mi cabeza! ¡mi cabeza! Y él dijo al mozo: Álzale, llévale a su madre.
Entonces ella subió, y le acostó sobre la cama del varón de Dios; luego cerró sobre él la puerta, y salió.
¿Se olvidará acaso la mujer de su niño mamante, de modo que no tenga compasión del hijo de sus entrañas? ¡Aun las tales le pueden olvidar; mas no me olvidaré yo de ti!
¡Como alguno a quien su madre consuela, así os consolaré yo a vosotros, y seréis consolados en Jerusalem!
(a tu misma alma también traspasará una espada), a fin de que sean manifestados los pensamientos de muchos corazones.
Y cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que sacaban a un difunto, hijo único de su madre, y ella era viuda. Y mucha gente de la ciudad estaba con ella.
Las hermanas, pues, le enviaron recado, diciendo: Señor, el que amas está enfermo.