Alzó entonces el manto de Elías que se le había caído, y tornando atrás se detuvo junto a la ribera del Jordán.
2 Reyes 2:14 - Biblia Version Moderna (1929) Luego tomó el manto de Elías que se le había caído, e hirió con él las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios dé Elías? De modo que él también hirió las aguas; y se dividieron en dos, a uno y otro lado; y pasó Eliseo. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo. Biblia Nueva Traducción Viviente Golpeó el agua con el manto de Elías y exclamó: «¿Dónde está el Señor, Dios de Elías?». Entonces el río se dividió en dos y Eliseo lo cruzó. Biblia Católica (Latinoamericana) tomó el manto de Elías y golpeó el agua con él, pero ésta no se dividió. Entonces dijo: '¿Dónde etá el Dios de Elías, dónde?' Y como volviera a golpear el agua, ésta se dividió en dos, y Eliseo atravesó. La Biblia Textual 3a Edicion Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está YHVH, el Dios de Elías? Y cuando golpeó las aguas, también fueron divididas a uno y otro lado, y Eliseo cruzó. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tomó el manto de Elías que se le había caído de encima y golpeó con él las aguas, diciendo: '¿Dónde está Yahveh, Dios de Elías?'. Y al golpear las aguas, éstas se dividieron a un lado y a otro, y pasó Eliseo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo del mismo modo golpeado las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo. |
Alzó entonces el manto de Elías que se le había caído, y tornando atrás se detuvo junto a la ribera del Jordán.
Con lo cual él dijo a Giezi: Ciñe tus lomos, y toma mi báculo en tu mano, y véte. Si alguno te encontrare, no le saludes; y si alguno te saludare, no le respondas: y pondrás mi báculo sobre el rostro del niño.
¿Por qué han de decir los paganos: Pues, dónde está el Dios de ellos?
Como quien me hiere en los huesos, mis enemigos se mofan de mí, diciéndome todos los días: ¿dónde está tu Dios?
Sedienta está mi alma de Dios, del Dios vivo; ¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
Y los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco: y les eran las aguas como un muro a su diestra y a su siniestra.
Y no dijeron: ¿Dónde está Jehová, el que nos hizo subir de la tierra de Egipto, el que nos condujo por el desierto, por una tierra de yermos y de hoyos, por una tierra de sequía y de sombra de muerte, tierra por donde nadie pasa, y donde ningún hombre habita?
Entre el pórtico y el altar, lloren los sacerdotes, ministros de Jehová, y digan: ¡Compadécete, oh Jehová, de tu pueblo, y no entregues al oprobio tu herencia, para que los gentiles tengan dominio sobre ellos! ¿Por qué han de decir entre las naciones: Dónde está el Dios de ellos?
Mas ellos, saliendo, predicaron en todas partes, obrando el Señor con ellos, y confirmando la palabra con las señales que la acompañaban. Amén.
En verdad, en verdad os digo: El que creyere en mí, las obras que yo hago, él las hará también; y mayores que éstas hará, por cuanto yo voy al Padre.
Siendo pues por la diestra de Dios ensalzado, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, él ha derramado esto que veis y oís.
Pero Gedeón contestó: ¡Ah, señor mío! si Jehová es con nosotros, entonces ¿cómo es que nos ha sobrevenido todo esto? ¿y en dónde están todas sus maravillas que nos han contado nuestros padres, diciendo: ¿No nos hizo subir Jehová de Egipto? Mas ahora Jehová nos ha desechado, y nos ha entregado en mano de Madián.