¡Verdaderamente vosotros sois el pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría!
2 Corintios 10:12 - Biblia Version Moderna (1929) Porque no nos atrevemos a numerarnos o a compararnos con ciertos de aquellos que se encomian a sí mismos: mas ellos, midiéndose entre sí mismos, y comparándose consigo mismos, son faltos de buen sentido. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque no nos atrevemos a contarnos ni a compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; pero ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son juiciosos. Biblia Nueva Traducción Viviente ¡Ah, no se preocupen! No nos atreveríamos a decir que somos tan maravillosos como esos hombres, que les dicen qué importantes son ellos pero solo se comparan el uno con el otro, empleándose a sí mismos como estándar de medición. ¡Qué ignorantes! Biblia Católica (Latinoamericana) ¿Cómo me atrevería a igualarme o a compararme con esa gente que proclama sus propios méritos? ¡Tontos! No tienen otro modelo ni usan otro criterio que ellos mismos. La Biblia Textual 3a Edicion Porque no nos atrevemos a clasificarnos ni compararnos con algunos que se alaban a sí mismos, porque ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son sensatos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 No nos atrevemos ciertamente a equipararnos o a compararnos con algunos que tanto se recomiendan a sí mismos. Sin embargo, cuando a sí mismos se toman entre sí como medida y se comparan consigo mismos, no obran sabiamente. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque no osamos contarnos, o compararnos con algunos que se alaban a sí mismos; mas ellos, midiéndose a sí mismos por sí mismos, y comparándose consigo mismos, no son sabios. |
¡Verdaderamente vosotros sois el pueblo, y con vosotros morirá la sabiduría!
El comer mucha miel no es bueno; y así el escudriñar los hombres su propia gloria no es gloria.
¿Ves a un hombre sabio en su propio concepto? más esperanza hay de un insensato que de él.
Alábete otro, y no tu misma boca, el extraño, y no tus mismos labios.
El fariseo se puso en pie, y oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias que no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni siquiera como este publicano.
Porque no osaré hablar sino respecto de lo que ha obrado Cristo por mi medio, para traer a obediencia a los gentiles, por palabra y por obra,
Piense quien tal dice, que cuales somos en palabra, por medio de cartas, estando ausentes, tales seremos también en obra, estando presentes.
Pues no es aprobado el que se encomia a sí mismo, sino aquel a quien encomia el Señor.
¿COMENZAMOS acaso otra vez a encomendarnos a nosotros mismos? ¿o necesitamos, por ventura, como algunos, epístolas de recomendación para vosotros, o de vuestra parte?
No nos recomendamos otra vez a vosotros, pero os damos ocasión de gloriaros por nuestra causa; para que tengáis con qué contestar a los que se glorían en la apariencia, y no en el corazón.