Y MIENTRAS oraba Esdras y hacía oración, llorando, y postrándose a tierra delante de la Casa de Dios, se juntó en derredor de él una grandísima asamblea de Israel, hombres, y mujeres, y niños; porque el pueblo lloraba con lloro grande.
1 Samuel 30:4 - Biblia Version Moderna (1929) Entonces David y la gente que había con él alzaron la voz, y lloraron hasta que no les quedaron fuerzas para llorar. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar. Biblia Nueva Traducción Viviente lloraron a más no poder. Biblia Católica (Latinoamericana) David y el pueblo que lo acompañaba se pusieron a gritar y a llorar hasta que quedaron sin aliento para llorar. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces David y la gente que estaba con él alzaron su voz y lloraron, hasta que no les quedaron más fuerzas para llorar. Biblia Serafín de Ausejo 1975 David y los que le acompañaban alzaron la voz y lloraron hasta más no poder. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar. |
Y MIENTRAS oraba Esdras y hacía oración, llorando, y postrándose a tierra delante de la Casa de Dios, se juntó en derredor de él una grandísima asamblea de Israel, hombres, y mujeres, y niños; porque el pueblo lloraba con lloro grande.
ENTONCES toda la Congregación alzó la voz y gritó; y lloró el pueblo aquella noche.
¶Y cuando Moisés refirió todas estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo hizo grande lamentación.
Y sucedió que como el Ángel de Jehová acabase de decir estas cosas a todos los hijos de Israel, todo el pueblo alzó la voz y lloró.
Vino pues el pueblo a Bet-el, y sentóse allí hasta la tarde delante de Dios; y alzaron la voz, y lloraron con grande lamentación;
Vinieron pues los mensajeros a Gabaa de Saúl; y cuando hubieron referido estas palabras en oídos del pueblo, alzó todo el pueblo la voz y lloró.
Llegaron pues David y sus hombres a la ciudad, y ¡he aquí que estaba quemada a fuego, y sus mujeres, y sus hijos, y sus hijas, habían sido llevados cautivos!
Llegó pues, y he aquí que Elí estaba sentado sobre una silla al lado del camino, atalayando; porque temblaba su corazón por el Arca de Dios. Y cuando aquel hombre vino a dar las nuevas en la ciudad, toda la ciudad dió gritos.