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1 Reyes 10:2 - Biblia Version Moderna (1929)

Ella vino pues a Jerusalem con séquito muy grande, con camellos que traían especias aromáticas, y oro muchísimo, y piedras preciosas. De manera que ella vino a Salomón, y trató con él de todo lo que había en su corazón.

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Biblia Reina Valera 1960

Y vino a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias, y oro en gran abundancia, y piedras preciosas; y cuando vino a Salomón, le expuso todo lo que en su corazón tenía.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Llegó a Jerusalén con un gran séquito de asistentes y una enorme caravana de camellos cargados con especias, grandes cantidades de oro y piedras preciosas. Cuando se presentó ante Salomón, habló con él acerca de todo lo que ella tenía en mente.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Entró en Jerusalén con un considerable cortejo y con camellos que llevaban perfumes, oro en una gran cantidad y piedras preciosas. Cuando fue introducida a donde estaba Salomón, le dijo todo lo que tenía en la cabeza.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y llegó a Jerusalem con un gran séquito, con camellos cargados de especias aromáticas, oro en gran abundancia y piedras preciosas. Cuando vino a Salomón, habló con él de todo lo que tenía en su mente.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Llegó a Jerusalén con un gran séquito, con innumerables camellos cargados de aromas, de oro en gran cantidad y de piedras preciosas. Se presentó ante Salomón y le propuso todo lo que traía pensado.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y vino a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias, y oro en gran abundancia, y piedras preciosas; y cuando vino a Salomón, ella le comunicó todo lo que había en su corazón.

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1 Reyes 10:2
15 Tagairtí Cros  

Y Jehová siguió su camino, luego que acabó de hablar con Abraham: y Abraham se volvió a su lugar.


¶Y ella dió al rey ciento y veinte talentos de oro, y especias aromáticas en muy grande abundancia, y piedras  preciosas: nunca más vino tanta abundancia de especias aromáticas como las que la reina de Sabá dió al rey Salomón.


Y le respondió Salomón a todas sus preguntas: no hubo cosa escondida al rey, ni cosa a la cual no le respondiese.


Y Ezequías prestó oído a los mensajeros, y les mostró toda la casa de sus tesoros, plata, y oro, y especias, y aceite oloroso, y el almacén de sus armas; en fin, todo lo que se hallaba entre sus tesoros: no hubo nada en su casa y en todo su dominio, que no se lo mostrase Ezequías.


Y dijo el rey de Siria: ¡Ea, anda! que yo enviaré una carta al rey de Israel. Partió pues Naamán, llevando consigo diez talentos de plata, y  seis mil siclos de oro, y diez mudas de vestidos.


Naamán pues vino con sus caballos, y con su carro de guerra, y paróse a la puerta de la casa de Eliseo.


¿Si uno probare a razonar contigo, te darás por ofendido? ¿mas quién puede contener las palabras?


¡Atemorizaos, y no pequéis! ¡discurrid en vuestro corazón, sobre vuestra cama, y callad! (Pausa.)


Los reyes de Tarsis y de las islas traerán presentes; los reyes de Sabá y de Seba ofrecerán dones.


aceite para el alumbrado, especias para el aceite de la unción, y para el incienso aromático;


¡Cuán cargadas van las bestias del sur! Por una tierra de aflicción y de apretura, de donde son la leona y el león, la víbora y la serpiente ardiente voladora, llevan sobre tomos de pollinos sus riquezas, y sobre giba de camellos sus tesoros, a un pueblo que no les puede aprovechar.


Los traficantes de Sabá y de Raama traficaban contigo; con todas las mejores especias, y con toda suerte de piedras preciosas y oro negociaban en tus mercados.


Y aconteció que, mientras ellos así hablaban y se preguntaban mutuamente, Jesús mismo se acercó, y caminaba con ellos.


Y al día siguiente, habiendo venido Agripa y Berenice, con mucha pompa, y habiendo entrado en la sala de audiencia, juntamente con los tribunos y los señores principales de la ciudad, por orden de Festo fué traído Pablo.