Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre; y tú serás una bendición.
1 Crónicas 4:10 - Biblia Version Moderna (1929) Y clamó Jabés al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh si me colmares de bendiciones, y ensanchares mi término, y que tu mano esté conmigo, y que me guardes del mal, para que no me cause dolor! Y le otorgó Dios lo que le había pedido. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió. Biblia Nueva Traducción Viviente Él fue quien oró al Dios de Israel diciendo: «¡Ay, si tú me bendijeras y extendieras mi territorio! ¡Te ruego que estés conmigo en todo lo que haga, y líbrame de toda dificultad que me cause dolor!»; y Dios le concedió lo que pidió. Biblia Católica (Latinoamericana) Jabés invocó al Dios de Israel, exclamando: 'Si de verdad me bendices, se ensancharán mis términos, tu mano estará conmigo y alejarás el mal para que no padezca aflicción. Y le concedió Dios lo que pedía. La Biblia Textual 3a Edicion E invocó Jabes al Dios de Israel diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras del mal, para que no me dañe! Y ’Elohim le concedió lo que había pedido. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yabés invocó al Dios de Israel, diciendo: 'Si realmente me bendices y ensanchas mi territorio, si tu mano está conmigo, alejarás el mal y no sentiré aflicción'. Y Dios le otorgó lo que pedía. Biblia Reina Valera Gómez (2023) E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, que me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y que tu mano fuera conmigo y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió. |
Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre; y tú serás una bendición.
Y se fué de allí a la montaña que está al oriente de Betel, donde plantó sus tiendas; teniendo a Betel al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová.
Y Jacob hizo voto, diciendo: Si estuviere Dios conmigo, y me guardare en este camino en que ando, y me diere pan que comer y ropa que vestir,
de modo que yo vuelva en paz a la casa de mi padre, entonces Jehová será mi Dios;
Y dijo: ¡Suéltame, que ya raya el alba! Mas le contestó Jacob: No te soltaré hasta que me hayas bendecido.
Le dijo pues: No serás llamado más Jacob, sino Israel; porque has luchado con Dios, y con los hombres, y has prevalecido.
el Ángel que me rescató de todo mal, bendiga a estos muchachos; y sean llamados de mi nombre, y del nombre de mis padres, Abraham e Isaac; y multiplíquense abundantemente en la tierra.
¡Alabad a Jehová, invocad su nombre, haced conocer entre las naciones sus hazañas!
¶Y era Jabés más ilustre que sus hermanos; empero su madre le apellidó Jabés, diciendo: Porque le dí a luz con dolor.
Soy como quien es el ludibrio de su amigo; ¡yo, hombre que clamaba a Dios, y él le respondía! ¡objeto de ludibrio es el justo y el perfecto!
Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá también su clamor, y los salvará.
¡Restitúyeme el gozo de tu salvación, y el Espíritu de gracia me sustente!
¡Hazme oír tu voz de gozo y alegría! ¡regocíjense los huesos que has quebrantado!
¡Será su nombre para siempre! ¡mientras dure el sol será propagado su nombre! y los hombres se bendecirán en él; ¡todas las naciones le llamarán bienaventurado!
Moisés y Aarón entre sus sacerdotes, y Samuel entre los que invocan su nombre; éstos invocaban a Jehová, y él les respondía.
¡Aleja de mí la vanidad y las mentiras; no me des ni pobreza ni riqueza; aliméntame del pan señalado para mi:
¡no temas, porque contigo estoy yo! ¡no desmayes, porque yo soy tu Dios! ¡te fortaleceré, sí, te ayudaré, sí, te sustentaré con la diestra de mi justicia!
Cuando los pobres y los menesterosos buscan agua y no la hay, y la lengua se les seca de sed; yo, Jehová, les escucharé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
Clama a mí, que yo te responderé, y te mostraré cosas grandes y encubiertas, que tú nunca conociste.
Y acordóse Pedro de la palabra que Jesús había dicho: Antes del canto del gallo, me negarás tres veces. Y saliendo fuera, lloró amargamente.
Y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal. Porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, para siempre. Amén.
diciendo: ¡Oh si hubieras conocido, tú, siquiera en este tu día, las cosas que hacen a tu paz! ¡mas ahora están encubiertas de tus ojos!
y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
Le dice por tercera vez: ¿Simón, hijo de Jonás, me quieres? Contristóse Pedro de que le hubiera dicho la tercera vez: ¿Me quieres? y le dijo: ¡Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que yo te quiero! Dícele Jesús: Apacienta mis ovejas.
A vosotros primero, habiendo resucitado Dios a su siervo Jesús, le ha enviado para bendeciros, apartando a cada uno de vosotros de sus iniquidades.
El amor sea sin hipocresía: aborreced lo malo, allegaos a lo que es bueno.
Porque vuestra obediencia es ya conocida de todos. Me regocijo pues acerca de vosotros; mas deseo que seáis sabios para lo que es bueno, y simples para lo que es malo.
a la iglesia de Dios que está en Corinto, es decir, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, juntamente con todos los que en todo lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y el nuestro:
¶¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el cual nos ha bendecido en Cristo con toda suerte de bendiciones espirituales, en las regiones celestiales;
¶¡Y al que es poderoso para hacer infinitamente más de todo cuanto podemos pedir, ni aun pensar, según el poder que obra en nosotros,
Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con en cual sois sellados para el día de la redención.
Asimismo me librará el Señor de toda obra mala, y me llevará con seguridad a su reino celestial; a él sea la gloria, por los siglos de los siglos. Amén.
Yo a cuantos amo los reprendo y castigo; sé celoso pues y arrepiéntete.
Entonces respondió Elí y dijo: Véte en paz; y el Dios de Israel te conceda la merced que le has pedido.
Sucedió pues que andando los días, Ana concibió y dió a luz un hijo, y le puso por nombre Samuel, diciendo: Por cuanto le pedí a Jehová.
Y ella dijo: ¡Óyeme, señor mío! ¡Vive tu alma, señor mío, yo soy aquella mujer que estuvo junto a ti en este lugar, suplicando a Jehová.