Abrahán rezó a Dios, y Dios curó a Abimelec, a su mujer y a sus siervos para que de nuevo pudieran tener hijos;
Salmos 6:2 - Biblia Martin Nieto Señor, no me castigues cuando estés airado, no me reprendas cuando estés enfurecido; Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen. Biblia Nueva Traducción Viviente Ten compasión de mí, Señor, porque soy débil; sáname, Señor, porque mis huesos agonizan. Biblia Católica (Latinoamericana) Ten compasión de mí que estoy sin fuerzas; sáname pues no puedo sostenerme. La Biblia Textual 3a Edicion ¡Ten piedad de mí, oh YHVH, porque desfallezco! Sáname, oh YHVH, porque mis huesos se estremecen, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ah Señor, no me corrijas en tu enojo y en tu furor no me reprendas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy debilitado; sáname, oh Jehová, porque mis huesos están conmovidos. |
Abrahán rezó a Dios, y Dios curó a Abimelec, a su mujer y a sus siervos para que de nuevo pudieran tener hijos;
¡Piedad, piedad de mí, vosotros, mis amigos, pues es la mano de Dios la que me ha herido!
Porque él hiere y después sana la herida; llaga, y su misma mano cura.
ávidos abren contra mí sus fauces, cual leones que rugen y desgarran.
Yo te ensalzo, Señor, porque me has liberado, porque no has dejado que se rían de mí mis enemigos.
Piedad, Señor, que estoy en gran peligro. Se consumen de tristeza mis ojos, mi alma y todas mis entrañas;
Señor, no me castigues cuando estés airado, no me reprendas cuando estés enfurecido;
Tú quieres la verdad en el centro del alma y en el centro del corazón me enseñas la sabiduría.
Les dijo: 'Si verdaderamente escuchas la voz del Señor, tu Dios, y haces lo que es recto a sus ojos, prestas oído a sus mandatos y observas todos sus estatutos, no enviaré sobre ti ninguna de las plagas con que castigué a los egipcios, porque yo soy el Señor, tu salvador'.
Castígame, Señor, mas con justa medida, y no según tu cólera, no sea que me aniquiles.
Cúrame, Señor, y quedaré curado; sálvame y seré salvo, porque tú eres mi gloria.
Venid, volvamos al Señor: él ha desgarrado, él nos curará; él ha herido, él nos vendará.
Su fama se extendió por toda Siria. Le traían todos los que se sentían mal, aquejados de diversas enfermedades y sufrimientos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los curaba.
Ved ahora que soy yo, / que soy el único, / y que no hay Dios alguno más que yo. / Soy yo el dueño de la muerte y de la vida. / Yo hiero y yo curo. No hay nadie que se libre de mi mano.