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Salmos 6:2 - Biblia Martin Nieto

Señor, no me castigues cuando estés airado, no me reprendas cuando estés enfurecido;

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Biblia Reina Valera 1960

Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Ten compasión de mí, Señor, porque soy débil; sáname, Señor, porque mis huesos agonizan.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Ten compasión de mí que estoy sin fuerzas; sáname pues no puedo sostenerme.

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La Biblia Textual 3a Edicion

¡Ten piedad de mí, oh YHVH, porque desfallezco! Sáname, oh YHVH, porque mis huesos se estremecen,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Ah Señor, no me corrijas en tu enojo y en tu furor no me reprendas.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy debilitado; sáname, oh Jehová, porque mis huesos están conmovidos.

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Salmos 6:2
21 Tagairtí Cros  

Abrahán rezó a Dios, y Dios curó a Abimelec, a su mujer y a sus siervos para que de nuevo pudieran tener hijos;


¡Piedad, piedad de mí, vosotros, mis amigos, pues es la mano de Dios la que me ha herido!


Porque él hiere y después sana la herida; llaga, y su misma mano cura.


ávidos abren contra mí sus fauces, cual leones que rugen y desgarran.


Yo te ensalzo, Señor, porque me has liberado, porque no has dejado que se rían de mí mis enemigos.


Piedad, Señor, que estoy en gran peligro. Se consumen de tristeza mis ojos, mi alma y todas mis entrañas;


Mientras yo no confesaba, mi cuerpo se agotaba de gemir todo el día;


Señor, no me castigues cuando estés airado, no me reprendas cuando estés enfurecido;


pues tus flechas se han clavado en mí, ha caído sobre mí tu mano;


cabizbajo, totalmente abrumado, todo el día ando triste;


Tú quieres la verdad en el centro del alma y en el centro del corazón me enseñas la sabiduría.


Les dijo: 'Si verdaderamente escuchas la voz del Señor, tu Dios, y haces lo que es recto a sus ojos, prestas oído a sus mandatos y observas todos sus estatutos, no enviaré sobre ti ninguna de las plagas con que castigué a los egipcios, porque yo soy el Señor, tu salvador'.


Castígame, Señor, mas con justa medida, y no según tu cólera, no sea que me aniquiles.


Cúrame, Señor, y quedaré curado; sálvame y seré salvo, porque tú eres mi gloria.


Venid, volvamos al Señor: él ha desgarrado, él nos curará; él ha herido, él nos vendará.


Moisés suplicó al Señor: 'Cúrala, oh Dios, por favor'.


Su fama se extendió por toda Siria. Le traían todos los que se sentían mal, aquejados de diversas enfermedades y sufrimientos, endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los curaba.


Ved ahora que soy yo, / que soy el único, / y que no hay Dios alguno más que yo. / Soy yo el dueño de la muerte y de la vida. / Yo hiero y yo curo. No hay nadie que se libre de mi mano.