Líbrame, Señor, de los criminales, guárdame de los hombres que ejercen la violencia,
Salmos 59:3 - Biblia Martin Nieto líbrame de los malhechores, sálvame de los asesinos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Porque he aquí están acechando mi vida; Se han juntado contra mí poderosos. No por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová; Biblia Nueva Traducción Viviente Me han tendido una emboscada. Enemigos feroces están a la espera, Señor, aunque yo no pequé ni los he ofendido. Biblia Católica (Latinoamericana) Mira cómo acechan a mi vida, cuántos poderosos se juntan contra mí.
Señor, en mí no hay crimen ni pecado, La Biblia Textual 3a Edicion Porque he aquí han puesto emboscada a mi vida, Hombres fieros se conjuran contra mí, No por trasgresión o por pecado mío, ¡oh YHVH! Biblia Serafín de Ausejo 1975 libérame del autor de maleficios, del hombre sanguinario ponme en salvo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque he aquí, acechan mi alma; los poderosos se han juntado contra mí, no por falta mía, ni pecado mío, oh Jehová. |
Líbrame, Señor, de los criminales, guárdame de los hombres que ejercen la violencia,
Se levantan los reyes de la tierra, los príncipes conspiran contra el Señor y su mesías:
Mis compañeros, mis amigos se alejan de mis llagas; hasta mis familiares se mantienen a distancia;
Estoy extenuado de gritar y totalmente ronco, mis ojos se han consumido de esperar a mi Dios.
Las palabras de los criminales son redes sangrientas, pero los hombres rectos, con sus respuestas, se libran de ellas.
La lealtad ha desaparecido del país, no queda un hombre justo. Todos acechan para verter sangre; el hermano a su hermano para ponerle trampas.
Para que se cumpla lo que está escrito en su ley: Me han odiado sin motivo.
Tú no lo creas, porque más de cuarenta hombres de entre ellos le van a tender una emboscada, y se han comprometido bajo juramento a no comer ni beber hasta que lo hayan matado; y ahora están preparados, esperando tan sólo tu respuesta'.
Saúl comunicó a su hijo Jonatán y a todos sus siervos su intención de hacer morir a David. Entonces Jonatán, que quería mucho a David,
Hoy mismo has visto con tus propios ojos cómo el Señor te puso en mis manos en la cueva, y no he querido matarte. Te he perdonado, diciéndome: No pondré mi mano sobre mi señor, porque es el ungido del Señor.
Cuando David terminó de hablar así, Saúl le dijo: '¿Es ésta tu voz, hijo mío, David?'. Y comenzó a llorar con grandes gritos.
Y añadió: '¿Por qué persigue mi señor de este modo a su siervo? ¿Qué he hecho yo? ¿Qué hay en mí de culpable?