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Salmos 30:1 - Biblia Martin Nieto

Salmo de David. Canción para la dedicación del templo

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Biblia Reina Valera 1960

Te glorificaré, oh Jehová, porque me has exaltado, Y no permitiste que mis enemigos se alegraran de mí.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Te exaltaré, Señor, porque me rescataste; no permitiste que mis enemigos triunfaran sobre mí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Te alabaré, Señor, porque me has levantado y muy poco se han reído mis contrarios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Cántico para la dedicación de la Casa.° Salmo de David. Te glorifico oh YHVH, porque me has levantado, Y no has dejado que mis enemigos se alegren de mí.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Salmo; canto de la dedicación del templo. De David.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Salmo cantado en la dedicación de la casa de David Te exaltaré, oh Jehová; porque me has levantado, y no permitiste que mis enemigos se alegraran sobre mí.

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Salmos 30:1
24 Tagairtí Cros  

David entró en su palacio, en Jerusalén. Y el rey tomó a las diez concubinas que había dejado para guardar el palacio y las puso bajo su guardia. Él proveyó a su sustento, pero no volvió a tener relaciones con ellas, y estuvieron encerradas, como viudas, hasta el día de su muerte.


David levantó allí un altar al Señor y ofreció holocaustos y sacrificios de reconciliación. Entonces el Señor tuvo misericordia del país y retiró el castigo de Israel.


Jirán, rey de Tiro, envió mensajeros a David con madera de cedro, albañiles y carpinteros para que le construyeran un palacio.


Cuando David volvió a su casa para bendecirla, Mical, hija de Saúl, le salió al encuentro y le dijo: '¡Qué bien ha quedado hoy el rey de Israel desnudándose ante la vista de las criadas de sus servidores, como lo haría un hombre cualquiera!'.


dijo al profeta Natán: 'Mira, yo estoy viviendo en una casa de cedro, mientras que el arca del Señor está bajo una tienda'.


Salomón inmoló, como sacrificio de reconciliación ofrecido al Señor, veintidós mil toros y ciento veinte mil ovejas. De esta manera, el rey y todos los israelitas celebraron la dedicación del templo del Señor.


La orden del rey había desagradado tanto a Joab, que no hizo el censo de la tribu de Leví y Benjamín.


Mira y escúchame, Señor, Dios mío; ilumina mis ojos, no me duerma en la muerte,


Oh Señor, Señor mío, la fuerza que me salva, tú cubres mi cabeza el día del combate.


en ti espero, Dios mío, no quede defraudado; que no triunfen de mí mis enemigos.


así mi cabeza dominará a los enemigos que me cercan, en su tienda podré ofrecer sacrificios entre aclamaciones, cantando y ensalzando al Señor.


Salva a tu pueblo, bendice tu heredad, sé tú su pastor y guíalos siempre.


Que no se rían de mí mis crueles enemigos ni se guiñen el ojo los que me odian sin razón;


Mas tú, Señor, ten piedad de mí; levántame, que yo les daré su merecido.


Mi boca lo llamó y mi lengua lo ensalzó.


¿Por qué han de decir las naciones: 'Dónde está su Dios'?; que las naciones aprendan ante nuestros ojos que hay una venganza por la muerte de tus siervos.


Nos hemos hecho irrisión de los vecinos, escarnio y burla de cuantos nos rodean.


Al verte se frotan las manos todos los transeúntes; silban y menean la cabeza ante la hija de Jerusalén, diciendo: '¿Es ésta la ciudad más hermosa, la delicia de toda la tierra?'.


Luego hablarán al pueblo los escribas, diciendo: ¿Hay alguno que tenga edificada una casa nueva y no la haya estrenado todavía? Que se vuelva a su casa, no sea que muera en el combate y sea otro quien la estrene.