odio las bandas de los delincuentes, no me junto nunca con los criminales.
Aborrecí la reunión de los malignos, Y con los impíos nunca me senté.
Detesto las reuniones de los que hacen el mal y me niego a juntarme con los perversos.
Aborrezco el partido de los malos y con los malvados no me siento.
Aborrezco la congregación de los malignos, Y no me sentaré con los inicuos.
aborrezco el consorcio del malvado y en compañía del impío no me siento.
He aborrecido la reunión de los malignos, y no me sentaré con los impíos.
En tus manos encomiendo mi espíritu; tú me rescatarás, Señor, Dios verdadero.