Salmos 22:6 - Biblia Martin Nieto a ti clamaron y quedaron libres, esperaron en ti y no fueron defraudados. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Mas yo soy gusano, y no hombre; Oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. Biblia Nueva Traducción Viviente Pero yo soy un gusano, no un hombre; ¡todos me desprecian y me tratan con desdén! Biblia Católica (Latinoamericana) Mas yo soy un gusano y ya no un hombre los hombres de mí tienen vergüenza y el pueblo me desprecia. La Biblia Textual 3a Edicion Pero yo soy gusano y no hombre, Oprobio de los hombres y despreciado del pueblo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 clamaron hacia ti y fueron preservados, a ti se abandonaron y no fueron defraudados. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Mas yo soy gusano, y no hombre; oprobio de los hombres, y despreciado del pueblo. |
No queda defraudado el que en ti espera, que lo quede el que traiciona sin motivo.
mi vida se consume de tristeza, los gemidos acaban con mis años; la miseria acaba con mis fuerzas, mis huesos se consumen.
has descargado tu ira contra mí, me has hundido bajo el peso de tus olas;
No temas, gusanillo de Jacob, larva insignificante de Israel; ya vengo yo en tu ayuda, dice el Señor: tu redentor es el Santo de Israel.
Esto dice el Señor, el redentor, el Santo de Israel, al despreciado, al aborrecido de las gentes, al esclavo de los tiranos: Los reyes, al verte, se levantarán, los príncipes se inclinarán por causa del Señor, que es leal, del Santo de Israel, que te ha elegido.
Despreciado, desecho de la humanidad, hombre de dolores, avezado al sufrimiento, como uno ante el cual se oculta el rostro, era despreciado y desestimado.
Ha venido el hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: Éste es un comilón y un borracho, amigo de publicanos y pecadores. Pero la sabiduría ha sido justificada con sus obras'.
Pero los fariseos, al oírlo, dijeron: 'Éste echa los demonios con el poder de Belcebú, príncipe de los demonios'.
Los judíos se quedaban sorprendidos y decían: '¿Cómo sabe tanto sin haber estudiado?'.
Los judíos le replicaron: 'Con razón decimos que eres samaritano y que estás endemoniado'.
Por eso también Jesucristo, para santificar al pueblo por su propia sangre, murió fuera de la ciudad.
Y cantaban el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del cordero, diciendo: ¡Grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor, Dios todopoderoso!, ¡justos y verdaderos son tus caminos, oh rey de las naciones!