No te quedes lejos, que el peligro está encima y nadie me socorre.
Me han rodeado muchos toros; Fuertes toros de Basán me han cercado.
Mis enemigos me rodean como una manada de toros; ¡toros feroces de Basán me tienen cercado!
Me rodean novillos numerosos y me cercan los toros de Basán.
Me han rodeado muchos toros, Fuertes toros de Basán me han cercado.
No te alejes de mí, pues la angustia está cerca, y no hay otro que me ampare.
Muchos toros me han rodeado; fuertes toros de Basán me han cercado.
Tú lo has visto, Señor, no te calles; Señor, no te alejes de mí;
Señor, no me abandones; Dios mío, no te quedes lejos;
Por favor, Señor, ven a socorrerme, ven corriendo a ayudarme;
Que en tu santuario, en lo alto de Jerusalén, te ofrezcan presentes los monarcas.
no retires el rostro de tu siervo, estoy muy angustiado, respóndeme deprisa.
no sea que, como leones, me desgarren, me despedacen sin que haya quien me libre.
Oh Dios, ven a librarme; Señor, ven corriendo a ayudarme;
Caen con ellos los búfalos, los bueyes junto con los toros; su tierra está borracha de sangre, su suelo empapado de grasa,
Alegraos, sí, saltad de gozo, saqueadores de mi herencia; brincad como becerros en el prado, como caballos relinchad.
Carne de héroes comeréis, sangre de príncipes de la tierra beberéis. Carneros, corderos, machos cabríos, terneros, pingües toros de Basán.
Al amanecer, los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo decidieron condenar a muerte a Jesús.
Así ha sido. En esta ciudad, Herodes y Poncio Pilato se confabularon con los paganos y gentes de Israel contra tu santo siervo Jesús, tu mesías,