Sí, ante mi comida rompo en llanto; como el agua se derraman mis lamentos,
Salmos 22:1 - Biblia Martin Nieto Al maestro de coro. Según la 'cierva de la aurora'. Salmo de David Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor? Biblia Nueva Traducción Viviente Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos cuando gimo por ayuda? Biblia Católica (Latinoamericana) Dios mío, Dios mío, ¿por qué me abandonaste? ¡Las palabras que lanzo no me salvan! La Biblia Textual 3a Edicion Al director del coro. Sobre Aye-let Hashajar.° Salmo de David. ¡Dios mío, Dios mío! ¿Por qué me has desamparado?° ¿Por qué estás lejos de mi salvación y de las palabras de mi clamor? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Del director. Sobre 'la cierva de la aurora'. Salmo. De David. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Al Músico principal, sobre Ajelet-sahar. Salmo de David Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? ¿Por qué estás tan lejos de mi salvación, y de las palabras de mi clamor? |
Sí, ante mi comida rompo en llanto; como el agua se derraman mis lamentos,
¿Por qué te quedas lejos, Señor, y te escondes en los tiempos de la angustia?
desde antes de nacer a ti me confiaron, desde el vientre de mi madre eres mi Dios.
mi garganta está seca lo mismo que cascajo, mi lengua se me pega al paladar; me has hundido en el polvo de la muerte.
No unas mi suerte a la de los criminales, ni me hagas solidario con los asesinos,
porque el Señor ama la justicia y no abandona a sus fieles; los malhechores serán para siempre aniquilados y la raza de los criminales será exterminada;
dicen: 'Dios lo ha desamparado, perseguidlo, apresadlo, pues no hay quien lo defienda'.
Próxima está mi justicia, no está lejos, mi salvación no tardará. Daré mi salvación a Sión y mi gloria a Israel.
Gruñimos todos como osos, gemimos como palomas, esperamos el derecho, pero ¡nada!; la justicia, y sigue lejos de nosotros.
Hacia las tres de la tarde Jesús gritó con fuerte voz: 'Elí, Elí, lemá sabactani?' (que quiere decir: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?).
Y hacia las tres de la tarde Jesús gritó con fuerte voz: 'Eloí, Eloí, lemá sabaktani', que quiere decir: '¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?'.
Entró en agonía, y oraba más intensamente; sudaba como gotas de sangre, que corrían por el suelo.
Luego les dijo: 'De esto os hablaba cuando estaba todavía con vosotros: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito acerca de mí en la ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos'.
Que la avaricia no se apodere de vosotros. Contentaos con lo que tenéis, porque Dios mismo ha dicho:
Él, en los días de su vida mortal, presentó con gran clamor y lágrimas oraciones y súplicas al que podía salvarle de la muerte, y fue escuchado en atención a su obediencia;
El Señor no rechazará a su pueblo por la gloria de su gran nombre, porque el Señor se ha dignado hacer de vosotros su pueblo.