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Salmos 2:12 - Biblia Martin Nieto

para que no se irrite y os veáis perdidos, pues su cólera se inflama en un instante. ¡Dichosos los que en él buscan refugio!

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Biblia Reina Valera 1960

Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Sométanse al hijo de Dios, no sea que se enoje y sean destruidos en plena actividad, porque su ira se enciende en un instante. ¡Pero qué alegría para todos los que se refugian en él!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

no sea que se enoje y perezcan, pues su cólera estalla en un momento. ¡Felices los que en él se refugian!

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La Biblia Textual 3a Edicion

¡Besad los pies° al Hijo!° No sea que se irrite y perezcáis en el camino, Pues de repente se inflama su ira. ¡Cuán bienaventurados son todos los que se refugian en Él!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

no sea que se enoje y perdáis vuestros caminos, pues su ira se enciende en un momento. ¡Dichosos los que en él buscan abrigo!

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere un poco su furor. Bienaventurados todos los que en Él confían.

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Salmos 2:12
30 Tagairtí Cros  

tú serás quien gobierne mi casa, y todo mi pueblo te obedecerá. Sólo en el trono seré mayor que tú'.


Pero yo me reservaré en Israel siete mil: todas las rodillas que no se han doblado ante Baal y todas las bocas que no lo han besado'.


Porque el Señor cuida el camino de los justos, pero el de los injustos lleva a la ruina.


Así pagará el Señor a mis acusadores, a los que levantan calumnias contra mí.


Luego les habla enfurecido, y con su ira los llena de terror:


Proclamaré el decreto que el Señor ha pronunciado: 'Tú eres mi hijo, yo mismo te he engendrado hoy.


Qué grande es tu bondad, Señor, la que tú reservas para tus leales y repartes, a la vista de todos, a los que en ti confían;


el ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los salva.


Gustad y ved qué bueno es el Señor, dichoso el hombre que se refugia en él.


puso en mi boca un cantar nuevo, una alabanza para nuestro Dios. Muchos, al verlo, temerán y confiarán en el Señor.


Dios, el Señor, es un sol y un escudo, el Señor da la gracia y la gloria; no niega bien alguno al que procede rectamente.


El que presta atención a la palabra encuentra la felicidad, y el que confía en el Señor es dichoso.


Pero el Señor espera la hora de otorgaros su gracia; por eso se levanta para apiadarse de vosotros, porque el Señor es un Dios de justicia; felices los que en él esperan.


Bendito el hombre que confía en el Señor, y en el Señor pone su esperanza.


Todavía continúan pecando; imágenes fundidas se han hecho con su plata, figuras de ídolos de su invención, obras todas de artesanos. Hablan con ellas, ofrecen sacrificios y envían besos a becerros.


antes que el decreto se cumpla y paséis aquel día como paja, antes que caiga sobre vosotros el furor de la ira del Señor, antes que os sobrevenga el día de la ira del Señor.


Jesús le dijo: 'Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí.


para que todos honren al hijo como honran al Padre. El que no honra al hijo no honra al Padre que lo envió.


Pues dice la Escritura: Todo el que cree en él, no será defraudado.


como dice la Escritura: Mirad, yo pongo en Sión una piedra de tropiezo, una roca que os puede hacer caer; pero el que crea en ella no quedará defraudado.


a fin de que nosotros, los que antes habíamos esperado en Cristo, seamos alabanza de su gloria;


los que por él creéis en Dios, el cual habiéndole resucitado de entre los muertos y coronado de gloria viene a ser por lo mismo el objeto de vuestra fe y de vuestra esperanza.


pues dice la Escritura: Yo pongo en Sión una piedra angular, escogida, preciosa; el que crea en ella no será defraudado.


Entonces Samuel tomó la redoma del aceite, la derramó sobre su cabeza, le besó y dijo: '¿No es el Señor quien te ha ungido como jefe de su pueblo, Israel? Tú regirás al pueblo del Señor y lo librarás de los enemigos que le rodean. Ésta es la señal de que el Señor te ha ungido como jefe de su heredad: