Salmos 18:9 - Biblia Martin Nieto una humareda subía de sus narices y de su boca un fuego destructor, de él salían carbones encendidos. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Inclinó los cielos, y descendió; Y había densas tinieblas debajo de sus pies. Biblia Nueva Traducción Viviente Abrió los cielos y descendió; había oscuras nubes de tormenta debajo de sus pies. Biblia Católica (Latinoamericana) El inclinó los cielos y descendió, con una densa nube bajo sus pies. La Biblia Textual 3a Edicion Inclinó los cielos, y descendió, Con densas tinieblas bajo sus pies, Biblia Serafín de Ausejo 1975 De su nariz exhala humo, de su boca, un fuego que devora, todo él carbones encendidos. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Inclinó también los cielos, y descendió; y densa oscuridad había debajo de sus pies. |
Ya viene nuestro Dios y no se callará. Un fuego que devora lo precede, y en torno a él una borrasca brama.
Los justos se regocijan en la presencia del Señor, se alborozan y saltan de alegría.
Delante de él avanza un fuego que abrasa en derredor a todos sus enemigos;
Toda la montaña del Sinaí humeaba, porque sobre ella había descendido el Señor en medio de fuego. El humo subía como de un horno, y toda la montaña se estremecía fuertemente.
Alzad al cielo vuestros ojos, y mirad abajo, hacia la tierra; los cielos se dispersarán como humo, la tierra se gastará como un vestido y sus habitantes morirán como mosquitos; pero mi salvación durará eternamente y mi justicia no tendrá fin.
Pues el Señor viene entre fuego, sus carros como torbellino, para desfogar su cólera en incendio y sus amenazas en ardientes llamas.
'En aquellos días, después de esta angustia, el sol se oscurecerá, la luna no alumbrará, las estrellas caerán del cielo y las columnas del cielo se tambalearán.
Desde el mediodía se oscureció toda la tierra hasta las tres de la tarde.
Jesús le respondió: 'Lo que yo hago ahora tú no lo entiendes; lo entenderás más tarde'.
No hay igual al Dios de Jesurún; / cabalga sobre los cielos / para venir en tu ayuda / y avanza majestuoso sobre las nubes.
Aquel cuya voz conmovió entonces la tierra nos ha hecho ahora esta promesa: Una vez más conmoveré no sólo la tierra, sino también el cielo.
El día del Señor vendrá como ladrón: los cielos se desintegrarán entonces con gran estrépito, los elementos del mundo quedarán hechos ceniza y la tierra con todo cuanto hay en ella desaparecerá.
Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él. El cielo y la tierra huyeron de su presencia, sin que se encontrase su lugar.