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Salmos 141:2 - Biblia Martin Nieto

que mi oración sea como incienso en tu presencia, y mis manos alzadas, la ofrenda de la tarde.

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Biblia Reina Valera 1960

Suba mi oración delante de ti como el incienso, El don de mis manos como la ofrenda de la tarde.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Acepta como incienso la oración que te ofrezco, y mis manos levantadas, como una ofrenda vespertina.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¡Suba a ti mi oración como el incienso, mis manos que a ti levanto sean como la ofrenda de la tarde!

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La Biblia Textual 3a Edicion

Mi oración está aquí como incienso en tu presencia, Mis palmas elevadas como ofrenda de la tarde.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

que ante ti se haga valer como el incienso mi plegaria, mi manos levantadas como la ofrenda de la tarde.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Suba mi oración delante de ti como el incienso, y el levantar mis manos como la ofrenda de la tarde.

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Salmos 141:2
23 Tagairtí Cros  

A la hora de la ofrenda del sacrificio de Elías, se adelantó y dijo: '¡Señor, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel!, que se sepa hoy que tú eres Dios de Israel y yo tu siervo, y que por orden tuya he hecho todas estas cosas.


Todos los temerosos de las palabras del Dios de Israel se reunieron conmigo al conocer la prevaricación de los repatriados. Yo permanecí sentado, abrumado hasta la hora del sacrificio de la tarde.


levantad vuestras manos hacia el santuario, bendecid al Señor.


Escucha mi grito suplicante cuando te pido auxilio, cuando alzo mis manos hacia tu templo santo.


oye la voz de mi lamento, Rey mío y Dios mío.


Tu amor vale más que la vida, mis labios te alabarán;


Ofreces uno por la mañana y otro por la tarde.


el altar de los perfumes y sus barras; el óleo de la unción y el incienso perfumado y la cortina de entrada al tabernáculo;


aún tenía en los labios las palabras de mi oración, cuando Gabriel, aquel personaje que había visto anteriormente en visión, volando raudo, se acercó a mí, hacia la hora de la ofrenda de la tarde,


Porque desde oriente a occidente mi nombre es grande entre las naciones, y en todo lugar se ofrece a mi nombre un sacrificio de incienso y una ofrenda pura. Porque mi nombre es grande entre las naciones -dice el Señor todopoderoso-,


Un fuego que salía del Señor devoró a los 250 hombres que ofrecían el incienso.


Pedro y Juan iban un día al templo a la hora de la oración, a las tres de la tarde.


Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar levantando sus manos limpias, sin ira ni rencores.


Entonces los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se pusieron de rodillas delante del cordero, teniendo cada uno en la mano un arpa y copas de oro llenas de perfumes (las oraciones de los santos).