Tu luz se ha hecho tiniebla y ya no ves, y te anega una avalancha de aguas.
Salmos 124:4 - Biblia Martin Nieto nos habrían anegado las aguas, el torrente habría pasado por encima de nosotros; Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces nos habrían inundado las aguas; Sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente; Biblia Nueva Traducción Viviente Las aguas nos habrían envuelto; un torrente nos habría inundado. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces las aguas nos habrían arrollado
y el torrente pasado por encima, La Biblia Textual 3a Edicion Entonces nos habrían anegado las aguas, Y el torrente nos llegaría al cuello; Biblia Serafín de Ausejo 1975 ya nos hubieran las aguas inundado, el torrente pasado sobre nuestras vidas; Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces nos habrían inundado las aguas; sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente: |
Tu luz se ha hecho tiniebla y ya no ves, y te anega una avalancha de aguas.
Extiende tu mano desde lo alto y sálvame, líbrame de las aguas torrenciales, de la mano de una raza extranjera,
Las olas de la muerte me envolvían, los torrentes del averno me espantaban,
Por eso los fieles te suplican el día de la desgracia, y así, aunque las aguas se desborden, no los alcanzarán.
Mi alma en mi interior se aflige, por eso te recuerdo desde la región del Jordán, desde el Hermón y el monte de Misar.
Un abismo llama a otro abismo al fragor de tus cascadas; todas tus olas y tus crestas pasaron sobre mí.
Sácame del cenagal, que no me hunda; líbrame de mis enemigos, de las aguas profundas;
He aquí que el Señor envía a alguien fuerte, poderoso, como violenta granizada, como funesta tempestad, como aguacero impetuoso, arrasador, y los derribará en tierra con violencia.
En occidente se temerá el nombre del Señor, y en oriente su gloria; porque vendrá como un torrente impetuoso, empujado por el soplo del Señor.
Después de las sesenta y dos semanas, matarán a un ungido inocente. La ciudad y el santuario serán destruidos por un príncipe que ha de venir. Su fin será en un cataclismo, y hasta el final habrá guerra y devastaciones decretadas.
Uno de los siete ángeles que tenían las siete copas vino a decirme: 'Ven, que te voy a enseñar la sentencia de la gran prostituta que está sentada sobre las vastas aguas,
El ángel me dijo: 'Las aguas que has visto, sobre las que se sienta la prostituta, son los pueblos, las muchedumbres, las naciones y las lenguas.