Desnudo está el abismo ante sus ojos y sin velos el reino de la muerte.
Proverbios 27:20 - Biblia Martin Nieto El abismo y el infierno son insaciables, los ojos del hombre son también insaciables. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 El Seol y el Abadón nunca se sacian; Así los ojos del hombre nunca están satisfechos. Biblia Nueva Traducción Viviente Así como la Muerte y la Destrucción nunca se sacian, el deseo del hombre nunca queda satisfecho. Biblia Católica (Latinoamericana) La muerte y el mundo de abajo nunca están satisfechos: lo mismo el deseo humano. La Biblia Textual 3a Edicion El Seol y el Abadón no se sacian jamás, Así los ojos del hombre nunca están satisfechos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El seol y el averno son insaciables; tampoco se sacian los ojos del hombre. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El infierno y la perdición nunca se hartan: Así los ojos del hombre nunca se sacian. |
Desnudo está el abismo ante sus ojos y sin velos el reino de la muerte.
Si fijas en ella tus ojos, ya no está allí, porque ha echado alas, como el águila ha volado hacia el cielo.
Como el rostro se refleja en el agua, así el corazón del hombre se refleja en la conciencia.
Es indecible lo que aburren las cosas; no se sacia el ojo de ver, ni el oído se harta de oír. _
Hay un hombre solo y sin compañero; no tiene hijo ni hermano; y, sin embargo, nunca cesa de trabajar, y sus ojos no se hartan de riquezas. Entonces, ¿para quién trabajo yo y me privo de bienestar? También esto es vanidad y una penosa ocupación.
Todo el trabajo del hombre es para su boca; y, con todo, sus deseos nunca se sacian.
Por eso el abismo ha ensanchado sus fauces, ha abierto su boca sin medida; ¡baja allá la grandeza (de Sión) y su turba bulliciosa y alegre!
Pero tus ojos y tu corazón buscan tan sólo tu propio interés, sangre inocente que derramar, explotación y violencia que ejercer.
El vino es ciertamente traicionero; así el hombre soberbio no resiste en pie; el que ensancha como el abismo sus fauces y es insaciable como la muerte querría adueñarse de todas las naciones, tener a todos los pueblos bajo su dominio.
Esperabais mucho, y resultó poco; lo llevasteis a casa, y yo os lo he dispersado con mi soplo. ¿Por qué?, palabra del Señor todopoderoso. Porque mi casa está en ruinas, mientras cada uno de vosotros sólo se preocupa de su propia casa.
Porque todo lo que hay en el mundo, las pasiones carnales, el ansia de las cosas y la arrogancia, no provienen del Padre, sino del mundo.