Como el vinagre a los dientes y el humo a los ojos, así es el mensajero perezoso para quien le envía.
Proverbios 13:17 - Biblia Martin Nieto Un mal mensajero provoca desgracias, pero un enviado fiel es un remedio. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 El mal mensajero acarrea desgracia; Mas el mensajero fiel acarrea salud. Biblia Nueva Traducción Viviente El mensajero no confiable cae en problemas, pero el mensajero fiel trae alivio. Biblia Católica (Latinoamericana) Un mensajero mentiroso prepara una desgracia, un mensajero fiel da la ayuda. La Biblia Textual 3a Edicion El mensajero malvado caerá en desgracia, Pero el enviado fiel es medicina. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Un mal mensajero provoca desgracias, un enviado fiel trae remedios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El mensajero malvado cae en el mal; pero el fiel embajador es salud. |
Como el vinagre a los dientes y el humo a los ojos, así es el mensajero perezoso para quien le envía.
Miseria y vergüenza para el que rechaza la disciplina, honor para el que acoge la corrección.
El frío de la nieve en el calor de la siega, tal es un mensajero fiel para quien le envía: refresca el ánimo de su señor.
El viento del norte trae la lluvia; la lengua detractora, un rostro airado.
Se corta las piernas y apura amarguras el que envía mensajes por medio de un necio.
El profeta que haya tenido un sueño, que cuente su sueño. Y aquel que ha recibido mi palabra, que anuncie fielmente mi palabra. ¿Qué tiene que ver la paja con el grano? -dice el Señor-.
Cuando yo diga al malvado: ¡Morirás!, si tú no lo amonestas y no le adviertes que abandone su perversa conducta para que pueda vivir, morirá él por su maldad, pero a ti te pediré cuenta de su sangre.
Mataron además a los reyes de Madián, Eví, Requen, Sur, Jur y Reba, cinco reyes de Madián. Pasaron también al filo de la espada a Balaán, hijo de Beor.
Nosotros no hacemos negocio con la palabra de Dios, como hacen muchos, sino que la predicamos con sinceridad, de parte de Dios, en presencia de Dios, en unión con Cristo.
Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortase por nosotros. En nombre de Cristo os rogamos: reconciliaos con Dios.
Doy gracias a Cristo Jesús, Señor nuestro, que me ha fortalecido y me ha juzgado digno de confianza llamándome a su servicio
y las cosas que me oíste a mí ante muchos testigos, confíalas a hombres leales, capaces de enseñárselas a otros.